26 octubre
La “guerra” contra Gaza deja al descubierto lo que realmente son estos dirigentes políticos.
En el día 17 del bombardeo de Gaza por las Fuerzas de Defensa israelíes han muerto más de 5.000 personas, entre ellas 2.000 niños, que casi con toda seguridad no pertenecían a Hamás. Pero se les elimina, porque el gobierno de Israel afirma que quiere “borrar a Hamás de la faz de la tierra”, un objetivo que justifica, según dice, su continua masacre.
Quizás nosotros, la población de Gran Bretaña, deberíamos estar agradecidos a Netanyahu y a su gobierno fanático por ayudar a revelar la naturaleza verdaderamente aborrecible de la clase política que nos gobierna a todos en Occidente, ya sea en Estados Unidos, la UE o Gran Bretaña. Han demostrado ser tan aborrecibles como la ultraderecha sionista que controla Israel en estos momentos. Sunak y Starmer no han podido esperar a unirse a Biden en su sanguinario apoyo (contratos de armas en ristre) a esta matanza en Gaza, y ahora también a la escalada de represión y asesinatos de palestinos en Cisjordania.
Aquí, Tory, Labour y Lib-Dem están todos “con Israel”, mientras hipócritamente se cruzan de brazos y afirman que quieren corredores “humanitarios”, pausas, etc., etc. Pero que nadie olvide cómo Starmer también estuvo de acuerdo con el “completo asedio” de Gaza: no se permite la entrada de agua, electricidad, alimentos, medicinas. Los camiones de ayuda que ahora empiezan a entrar en Gaza por el paso fronterizo de Rafah, por suerte, no necesitaron el permiso de Starmer.
El turno de preguntas del pasado jueves (celebrado en Irlanda del Norte), en la BBC1, fue un recordatorio de por qué casi nadie puede soportar ver la televisión en estos días. En el espíritu del apoyo ciego al “ojo por ojo”, la presentadora Fiona Bruce insistió en que el diputado del Sinn Fein por Belfast Norte, John Finucane, respondiera a la pregunta “¿está de acuerdo en que Hamás debe ser destruido?”. Lo repitió 5 veces. Y no le importó que fuera el público quien hiciera las preguntas.
Pero Bruce quería pinchar a un diputado cuyo antiguo brazo armado del partido, el IRA, también fue calificado de “terrorista”. Ni siquiera lo hizo para desviar el debate hacia la historia de los 6 condados: las conversaciones entre el IRA y Gran Bretaña de 1997-8, que acabaron en un acuerdo de paz tras 30 años de guerra de guerrillas.
Finucane tenía 9 años cuando vio cómo un terrorista lealista (bajo el ala del Ejército británico) mataba a tiros a su padre, abogado republicano. Se negó a responder. De forma indirecta, preguntó si no era posible condenar las terribles acciones de los combatientes de Hamás y seguir negándose a respaldar las terribles acciones del gobierno israelí. Pero Bruce se limitó a burlarse de él por no responder y la cámara pasó a un miembro del público asintiendo con la cabeza. En otras palabras, sólo se trataba de “poner a prueba” el apoyo a “Israel”.
Hoy los ministros israelíes dicen que no habrá negociaciones sobre los 200 rehenes. Sólo 4 han sido liberados. Están impidiendo conscientemente un intercambio de prisioneros, uno de los objetivos de la incursión del 7 de octubre de Hamás, cosa aparentemente en contra de los intereses de seguridad de los israelíes. Y nadie está dispuesto a señalar esto, ya que no se ajusta a la narrativa oficial.
Obviamente, la clase trabajadora de este país no tiene ningún interés en apoyar ningún tipo de terror; ni el de Hamás ni el bombardeo de Gaza por parte del ejército israelí, sea cual sea el pretexto. Y tampoco puede tener nada que ver con todo el espectro de políticos occidentales, pero en particular con “los nuestros”, que están expuestos en toda su gloria manchada de sangre, junto a Netanyahu.
La pobreza que presiden… y perpetúan
El año pasado hubo un número récord de personas que vivían en la pobreza extrema en Gran Bretaña, pero – 3,8 millones de personas vivían en la indigencia, es decir, incapaces de mantenerse calientes, secos, limpios y alimentados todos los días. La cifra se ha más que duplicado en 5 años. Un millón de niños están afectados.
Estos datos los proporciona la Fundación Joseph Rowntree. Y sí, el recuento del número de pobres depende de una organización benéfica, ya que el propio gobierno no se compromete a mirar a la cara su horrible historial
De hecho, Newham (Londres) tiene la mayor proporción de indigentes, con Manchester y Middlesbrough en segundo y tercer lugar: personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares y vivir en la calle porque no pueden pagar las facturas. Es la “crisis del coste de la vida”, dice el Trust: bajos ingresos, aumento de los precios de los productos básicos y altos niveles de endeudamiento. De hecho, es una situación que recuerda a la época victoriana: casi dos tercios de las personas que experimentaron la indigencia en 2022 tienen una discapacidad o un problema de salud crónico.
Y el contexto es un sistema de bienestar despojado de todo por los sucesivos gobiernos. Más de la mitad de estos hogares indigentes tienen unos ingresos semanales por prestaciones inferiores a 85 libras a la semana. Pero más de una cuarta parte (28%) no recibe ninguna prestación social. El gobierno dice que está ayudando a combatir la inflación, subiendo el salario mínimo y “ayudando a la gente a encontrar trabajo”… Pero hoy, el desempleo vuelve a aumentar.
Joseph Rowntree Trust sostiene que los gobiernos pueden hacer mucho más, como aumentar las prestaciones sociales. Y eso es muy cierto. Pero eso no cambiará los fundamentos: un sistema capitalista que depende de un ejército de reserva de desempleados precisamente para mantener sus costes al mínimo y sus beneficios al máximo: lo que significa que la pobreza no acabará hasta que se acabe con el capitalismo.
Traducido de workersfight.org