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Nuevo aval hipotecario a los jóvenes: una broma pesada de la Junta de Andalucía que beneficia a la banca y a los ricos

La consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, Rocío Díaz, ha anunciado el pasado día 7 de septiembre la convocatoria de aval hipotecario que podrán solicitar jóvenes andaluces de hasta 35 años. Se podrá solicitar desde el 14 de septiembre y busca avalar, como máximo, el 15% del costo total para la compra de la vivienda.

Dado que la cantidad hipotecada frecuentemente por los bancos no supera el 80%, aportar el 20% restante como entrada, supone un hándicap enorme para muchos jóvenes, y  esto sería una ventaja no despreciable para los que consigan acogerse a dicho aval del 15% , pues solo aportarían el 5% restante. Si no fuera, he aquí la guinda del pastel, porque  para obtenerla, ¡primero hay que contar con la hipoteca del banco!, con los requisitos draconianos que estas entidades ponen.

Las costuras se empiezan a ver cuando vemos que, según las propias estimaciones de la Junta, solo alcanzaría el aval para unos 1.000 jóvenes. Con datos de casi un 86% de los jóvenes andaluces que no consiguen independizarse (Oservatorio de Emancipación, 2022) (de una población total entre 20 y 34 años de 1.432.646 personas a 2022, según el INE), estas ayudas, que apenas cubren a mil jóvenes, no pueden menos que parecernos una broma pesada. Seguimos con la broma: no hay criterio de renta para concederla sino… ¡Orden de llegada de las solicitudes hasta que se agoten los fondos! La ley del más rápido, como en el salvaje oeste: “El bueno, el feo y el hipotecado”.

La guinda: para obtenerla, ¡primero hay que contar con la hipoteca del banco! Nos preguntamos cuántos jóvenes andaluces podrán llegar a este primer paso, con un paro juvenil superior al 30% y un salario mensual medio que no llega a 700€ entre 18-25 años, llegando a la treintena siendo mileurista (último Informe anual juventud CCOO).

Teniendo en consideración todo lo señalado, y que la Junta avala hipotecas de casi 300.000€ (cuando la media andaluza es algo más de 100.000) (La Razón, 2022), ya vamos pillando que vaya destinada a un número tan pequeño de jóvenes: un nicho de jóvenes con altos ingresos. Todo sufragado con los impuestos que pagamos, en su mayor parte, la mayoría trabajadora.

Esta medida es totalmente ajena a la realidad de la juventud trabajadora en Andalucía. Pero aunque fuera destinada a un mayor número de jóvenes y de menos ingresos, medidas como ésta, solo demuestran una cosa: que las únicas soluciones que el Estado capitalista tiene para el problema de la vivienda es engordar con dinero público las cajas de caudales de la banca. Recordemos que Sánchez también prometió en campaña un aval del 20% a rentas inferiores a 37.800 euros.

En tiempos en los que el mercado hipotecario puede caer, debido fundamentalmente a la subida de tipos de interés dictada por Bruselas que encarece los intereses de las hipotecas, medidas como esta solo pueden suponer un balón de oxígeno para las entidades bancarias y una garantía estatal de que van a cobrar los intereses: dinero fácil. Ya son 8 las entidades bancarias sumadas: Caixabank, Cajamar, Cajasur, Caja Rural de Granada, Caja Rural del Sur, Ibercaja, Santander y Unicaja. Y desde luego no lo hacen por su filantropía.

Cuando se aplicaron medidas similares en Reino Unido en 2013 con el bautizado “Help to buy”, se alimentó la burbuja, subiendo los precios de las hipotecas y aumentando el dinero en manos de los promotores inmobiliarios, mientras que el acceso a la vivienda no aumentó de forma significativa.

Este sistema capitalista, y los políticos a su servicio, tratan a la vivienda como todo lo demás: un bien de mercado con que el especular para ganar dinero. Y no un bien social producto del trabajo colectivo humano. Es la lógica del beneficio la que atenta contra nuestras necesidades vitales.

Es urgente. Tenemos que exigir la creación YA de un parque público de vivienda construida por el Estado alquilada o vendida a precio de costo. La confiscación de viviendas vacías y de lujo hasta que los jóvenes y las familias trabajadoras tengan un techo. Y no podemos olvidar la responsabilidad de la patronal, que con sus sueldos de miseria ni siquiera permiten satisfacer las necesidades básicas de un trabajador: comida, vestimenta, y vivienda. ¡Subida de sueldos ya y actualizada según el IPC!

Estas medidas y otras indispensables para acabar con la precariedad en la que vive la juventud trabajadora solo puede imponerla la clase trabajadora en su conjunto, con la movilización. Hay que recuperar no tan viejos lemas: ¡Pan Techo y Trabajo! y alejarse de los cantos de sirena de los politicuchos.

Un Partido de los Trabajadores, que defienda decididamente este programa, anclado en la juventud, las empresas y barrios obreros, podría ser el faro que nos guíe en la crisis actual. ¡Debemos construirlo para que algún día la sociedad se rija por las necesidades de la humanidad y no por el margen de sus beneficios!