Pedro Sánchez anunció el pasado 16 de abril un cambio en la política de la Sareb: la “movilización” de 50.000 viviendas para “alquiler social asequible”. Esta promesa electoral de Sánchez ha despertado expectación, aunque también suspicacias de si finalmente se llevará a cabo, entre la población trabajadora, la cual se encuentra sufriendo la falta de acceso a la vivienda o la imposibilidad de seguir pagándola. Recordemos que el último año se dieron, pese a las buenas palabras, 104 desahucios por día.
Esta medida de disponer para vivienda pública del patrimonio de la Sareb lleva siendo desde la crisis de 2008 una reivindicación básica del movimiento por la vivienda y el movimiento obrero en general. Recordemos que la Sareb, o “banco malo”, se creó con apoyo del Estado en 2012 para absorber los “activos tóxicos” (las hipotecas que no se podían cobrar durante la crisis y los pisos o solares sin vender) y salvar a la banca de la bancarrota con dinero europeo avalado por el Estado. Es decir, que el patrimonio inmobiliario de la Sareb se compone de las antiguas viviendas desahuciadas de muchísimas familias y del stock sin vender del boom del ladrillo. La Sareb siempre se ha comportado como un banco privado, buscando vender su patrimonio y hacer negocio hipotecario con miles de familias.
Volviendo a la medida de las 50.000 viviendas, la Plataforma Plan Sareb (formada por familias que tienen al banco malo como casero) nos baja los pies a la tierra y descubre el engaño. Veamos los números: el 59% de esas viviendas no pasaría a formar parte del patrimonio público. 14.000 ya están ocupadas como “alquiler social” con gestión privada y puede suponer la subvención con dinero público de los inmuebles menos rentables para los inversores.
Otras 15.000 están sin construir y se plantea una “colaboración público-privada”… ¿Nueva subvención con dinero público al ladrillo?
Pero, ¿y de las 20.000 que quedan? ¿Serán transferidas como vivienda pública? Sí… ¡Previo pago de dichos inmuebles por las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos! Sí, tal cual, debemos hacer un repago de un parque inmobiliario avalado en su día por el Estado con una deuda de 40.000 millones de euros…
Y es que en el capitalismo, como en el Monopoly “la banca siempre gana”. Todavía estamos esperando la devolución del rescate bancario y la factura sigue aumentando. La Sareb, el “banco que no iba a costar un euro a los españoles”, vio cómo en 2022 las entidades privadas se lavaban las manos y dejaban toda la deuda (35.000 millones) avalada íntegramente por el Estado.
La única solución de este y otros problemas como la vivienda solo vendrá de la mano de la clase trabajadora y no del humo electoralista, cuando los trabajadores tomen en sus manos la banca, las viviendas vacías y los principales medios económicos. Una sociedad dirigida por las necesidades sociales y no por unos parásitos ávidos de beneficio y los politicastros a su servicio.
¡Un primer paso debe ser la titularidad 100% pública del parque inmobiliario de la Sareb, la construcción de vivienda 100% pública y la expropiación y puesta a servicio social de las viviendas vacías de grandes propietarios, bancos y fondos de inversión!