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La clase trabajadora sigue pagando la crisis

La aguda crisis económica nacida en 2007 y que se mantiene con virulencia, no sólo ha empobrecido al os sectores más menesterosos de la clase trabajadora, emigrantes, mujeres, jóvenes y parados de larga duración, sino que se ha llevado por delante sectores productivos como los de la construcción, que absorbían gran cantidad de mano de obra, y también a sectores de trabajadores del sistema público.

La política de austeridad de Rajoy, con los recortes en los presupuestos, ha llevado a la desaparición de cerca de 50.000 trabajadores en la sanidad y educación pública, bajando los salarios de todos los empleados públicos, las pensiones y precarizando los empleos. En la construcción se han perdido más de 2 millones de empleos.

La política de las grandes empresas junto a la reforma laboral, primero de Zapatero después de Rajoy, han convertido el despido en barato, libre, y los contratos en precarios.

Las grandes empresas están despidiendo a través de los EREs o bajas voluntarias, prejubilaciones etc., a los sectores obreros con más garantías sociales y laborales, con mayores salarios, para convertir los salarios en precarios a través de la subcontratación y los nuevos contratos de miseria. Los salarios han bajado en proporción a la subida de los beneficios de la patronal. Los derechos laborales han descendido al mínimo, perdiéndose derechos sindicales.

El miedo al despido es algo habitual y fuera de las grandes empresas los trabajadores atenazados por el miedo no tienen ni derechos sindicales. El caso de Abengoa es característico. Miles de trabajadores de esta empresa en Palmas Altas no tenían comité de empresa. Al estallar la quiebra financiera, los trabajadores se han visto desprotegidos sin capacidad de reacción sindical y casi sin ningún apoyo de l os sindicatos mayoritarios CCOO y UGT.

El mercado laboral se ha precarizado de tal manera que la propaganda del gobierno hablando de crecimiento económico, de que estamos saliendo de la crisis, es una burla. Los datos del desempleo, aun cuando disminuye, muestran como sectores cada vez mayores de la clase trabajadora trabajan en precario y con salarios de miseria.

Estas ansias de cambio que se ha expresado a través de las elecciones tendrán que tener tarde o temprano una reacción social de movilización y lucha del mundo del trabajo que pueda poner en primer término sus intereses de clase.

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