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La cachiporra del Estado ataca a titiriteros y obreros

Cinco titiriteros han pasado en la cárcel 5 días acusados de enal­tecimiento del terrorismo, por sacar una pancartita en la obra que ponía Gora Alka Eta. El teatrillo era una sátira al sistema judicial y policial corrupto. Un policía preparaba una prueba falsa para incriminar y de­tener por terrorista a una bruja. La prueba era la dichosa pancarta.

En nuestra cultura los títeres han sido un género muy popular en el pasado. Grandes maestros de la li­teratura como Lorca o Valle Inclán realizaron obras en las que se criti­caba la sociedad de su tiempo. Los curas rijosos, guardias civiles repre­sores, ricos avaros y chicas vejadas eran personajes que han quedado como formas artísticas clásicas de crítica social y política a los esta­mentos dominantes con la cachipo­rra como arma de la represión.

Estas detenciones, verdaderas actuaciones contra la libertad de expresión, detonaron las protestas. La indignación por las detenciones no se hizo esperar. Concentraciones de apoyo a los detenidos exigien­do su liberación se hicieron en las principales ciudades denunciando el ataque a la libertad de expresión y artística. Es curioso también como después de años de la práctica au­todisolución de ETA hay más impu­taciones que nunca por “enalteci­miento” del terrorismo. Ha sido la primera vez que se ha detenido a cómicos por una obra de ficción ar­gumentando este delito.

Hasta ahora se tenía por racional y de sentido común el principio de que las ideas expresadas en el terre­no cultural y artístico, por ser fic­ción, no son delito. ¿Cuántas obras de teatro, cine, tv etc., tendrían que prohibirse y encarcelar a autores por representar delitos? Como se ha dicho en los medios hasta la sacie­dad habría que meter en la cárcel a media farándula por mofarse o representar delitos, desde Cervan­tes hasta los programas basura de la tele, pasando por Shakespeare y Valle Inclán. Estos hechos, las de­cisiones del juez y del fiscal contra los titiriteros, son una vuelta a las catacumbas del franquismo.

El hecho que han protagonizado estos representantes de la ley y las buenas costumbres, no pasaría de ser una anécdota facha en el Ma­drid de Carmena, promovido por la derechona, inculta y fascistoide, de las cloacas del PP, si no fuera por­que en estos días 8 trabajadores de Airbus han sido juzgados por reali­zar un piquete en la huelga general contra la Reforma Laboral del PP. Fueron acusados, aunque final­mente absueltos, de delitos contra el orden público y agresiones a las fuerzas de orden público.

Y no son excepción. Ya han sido cerca de 300 trabajadores en todos estos años de Rajoy que se han vis­tos imputados, juzgados y acusados por defender los derechos laborales en las empresas. Los ‘peperos’ han convertido en crimen la defensa de las condiciones de trabajo y la lucha por la justicia social.

Podríamos decir, ante estos acon­tecimientos, que la causa de todo es la ley mordaza del PP, o en su mo­mento del PSOE, -recordemos la ley Corcuera-, y las lecturas de jueces y fiscales que prevarican. Y no fal­taría razón. Sin embargo queremos resaltar que la causa última de estas barbaridades es la existencia de ins­tituciones judiciales y políticas, es decir, del Estado. Al igual que un cuchillo sirve para cortar o herir y no para arar la tierra, el Estado en una sociedad capitalista sirve para proteger e imponer la autoridad del capital. Habrá momentos tran­quilos, sin peligro; pero ahora, en el que la crisis económica y social muestra las vergüenzas del poder, la burguesía y su Estado se mues­tra para lo que son: la represión del mundo del trabajo y las libertades.

Defender la libertad de expre­sión de estos cómicos y la de los trabajadores criminalizados, es vital para mantener nuestros derechos y defendernos de los ataques del ca­pital.

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