El alcalde de Sevilla ha sabido aprovechar el momento para ponerse delante de los parados, lógico pues las elecciones están aquí cerca. No sabemos cuánto hace que no se preocupaba de los barrios más desfavorecidos y hemos perdido la cuenta del número de veces que había prometido intervenciones socio-laborales. Aunque nunca es tarde si la dicha es buen, resulta que a echado mano de empresas que son ejemplo de explotación laboral y un largo historial de abusos a los trabajadores.
La Asociación de Hoteles de Sevilla (AHS), se encargó de la ejecución de los proyectos de formación y las posteriores prácticas laborales, en la que han participado más de una veintena de hoteles y empresas relacionadas con la hostelería.
Entre las competencias que los alumnos desarrollaron figuran el arreglo de habitaciones y de zonas comunes en alojamientos hoteleros y limpieza de superficies y mobiliario, además también se cuenta la recepción y atención al público en hoteles y similares.
Según datos que ha proporcionado AHS, se han beneficiado de las acciones formativas un total de 460 personas. Mientras que la asistencia a las distintas fases de la formación iba decreciendo, al final, un total de 46 personas, según AHS, han conseguido un contrato de trabajo.
Si el sector hostelero ha querido dar muestras del interés por los parados, debería haber empezado por dar ejemplo con los trabajadores, cuyas condiciones laborales rozan la esclavitud; llenan las consultas médicas por estrés y dolencias físicas, sufren cada día las condiciones laborales más precarias.
Citemos la indefensión de las trabajadoras y trabajadores en hoteles, por ejemplo, donde los abusos están a la orden del día. Un ejemplo el del hotel Barceló, por ser el más reciente, donde la plantilla encargada de la limpieza de las habitaciones y las camareras de piso han sido despedidas.
Tras ello está la sospecha que Hotel Barceló a despedido a la plantilla por haber tenido una inspección de trabajo, donde se evidenció las miserables condiciones de trabajo y salario de todas estas trabajadoras.
Que la hostelería sea la niña bonita del sector servicios, puede que explique porqué las instituciones no hacen por interesarse en las prácticas abusivas, que por cierto están implantadas como norma en las cadenas hoteleras. Un sector que ha sabido bien aprovechar la crisis del empleo para imponer sus propias reglas.
Según algunas encuestas, la facturación del sector hotelero aumentará este año en España torno al 6 %, hasta superar los 17.000 millones de euros. Pues todo ello se debe al robo a la clase trabajadora.
Lo que no quieren reconocer es que esa riqueza la obtienen por medio del trabajo explotado de las y los trabajadores. No es por casualidad que el alcalde haya contado con el apoyo de la hostelería para sacar adelante estos planes de inserción socio-laboral; Esta fiebre por la restauración, los hoteles y la gastronomía está en su apogeo, es un filón que se explota al máximo y los empresarios están sacando una buena tajada, las instituciones ayudan a ello.
Sobraba que el alcalde posara con los parados de forma oportunista. Sobraba subvencionar a un sector que ya mueve miles de millones al año. Y no se puede vender como empleo de futuro unas actividades laborales que dejan año a año un reguero de despidos, bajas por enfermedades profesionales, depresión, etc.
Estamos a favor de la formación y el empleo, pero de ningún modo de la explotación laboral que se utiliza sistemáticamente como medio de obtener mejores beneficios de los empresarios.
La única opción que nos queda a los trabajadores es la unión y las protestas contra este tipo de actuaciones. Hay que acabar con los beneficios y con la explotación laboral. En su lugar hay que defender los empleos públicos. Y que sean los propios trabajadores quienes lo controlen, eliminando así a los explotadores y vividores.