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Tras frenar en las urnas a las derechas ¡preparemos las luchas obreras!

El resultado de las elecciones generales de este 23 de julio han significado la reacción de millones de personas contra la posibilidad de un gobierno de las derechas. Sobre todo el miedo a Vox y a la reacción derechista ha impulsado a muchos votantes a pararles los pies utilizando el voto a la izquierda. Esta reacción positiva contra las derechas tendrá que manifestarse también en las movilizaciones populares y de la clase obrera para impedir los ataques a las condiciones de vida que seguirán por parte de la gran patronal y las grandes empresas que dominan el país. El deterioro de la sanidad y de los servicios públicos, las actuaciones del oligopolio eléctrico con millones de beneficios y cortando la electricidad a los barrios obreros, los bajos salarios, la precariedad etc., hay que frenarlos con la movilización y la lucha obrera.

Con dos millones menos de abstenciones y una participación del 70% – muy superior a las últimas elecciones municipales y autonómicas- el PSOE ha obtenido más de 7,7 millones de votos, ganando un millón respecto a las de 2019; SUMAR 3,01 millones, perdiendo unos cien mil, lo cual supone recuperar prácticamente el voto perdido en las municipales y autonómicas citadas. La extrema derecha, Vox, ha perdido más de 650 mil votos y el PP absorbiendo el voto de Ciudadanos y los de Vox, ha conseguido más de 8 millones, una victoria pírrica.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han salido reforzados al actuar como freno a la derecha y extrema derecha. La estrategia de Pedro Sánchez al convocar elecciones tras la debacle de las elecciones del 28 de mayo ha permitido presentar a la población los hechos consumados de los gobiernos PP-Vox en los ayuntamientos y autonomías y poner ante la espada y la pared el futuro: o la naftalina franquista y dictatorial de PP/Vox o la izquierda reformista que él y Díaz representan. Y una mayoría de la clase trabajadora ha expresado lo que nadie quiere: volver a gobiernos reaccionarios y de raigambre franquista. Este voto no debe ser un cheque en blanco para la izquierda, sería un gran error si se piensa así.

Es imprescindible recordar que el batacazo electoral de las elecciones municipales y autonómicas del gobierno de progreso, fue el resultado de la desafección de millones de trabajadores y trabajadoras hacia la izquierda porque como decíamos en un anterior artículo: “Esta izquierda reformista en el gobierno está fuera de la vida diaria de las familias trabajadoras y ha vendido humo cuando hablan maravillas de lo conseguido por el gobierno porque viven alejados de la realidad de los barrios obreros y populares. La idea que trasmiten de que si no estuvieran ellos la situación sería peor, simplemente no se percibe. Esta izquierda ha abandonado completamente las cuestiones más relevantes de clase y de la explotación capitalista, como si esta no existiera.”

Y esta situación no ha cambiado, porque los problemas acuciantes de la clase trabajadora se mantienen y se ha votado para frenar a las derechas. La huelga espontánea de hace unos días de los trabajadores de las subcontratas de Navantia en Cádiz ante 4 compañeros despedidos y por el cumplimiento de los salarios de convenio, o la huelga del metal en Galicia muestran el camino y la realidad.  Se ha votado en clave de “no pasarán”, de parar a la extrema derecha. Ahora el “no pasarán” hay que dirigirlo contra los ataques que sufre el mundo del trabajo. Por ello una vez más constatamos la necesidad de agrupar a los trabajadores en las empresas, en los barrios, bajo un programa reivindicativo de lucha que permita avanzar hacia una organización política de la clase obrera.

En estas elecciones esta positiva reacción de las clases trabajadoras y populares contra las derechas, tendría que materializarse en la calle, en las empresas, en los tajos y luchar para frenar los ataques a las condiciones de vida del pueblo trabajador. A la precariedad que se vive en los trabajos, los bajos salarios y la pérdida de poder adquisitivo, hay que ponerle freno. El voto a la izquierda no será suficiente para frenar los ataques de las derechas, y toda la patronal. Y no quedará otra alternativa: la lucha y la movilización obrera.