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¡No a la guerra! ¡No a la intervención en Siria!

     La actitud de las grandes potencias respecto a Siria, sobre todo de EEUU, podría parecer una comedia siniestra si la situación no fuese tan trágica. Condenan la supuesta utilización de armas químicas por parte de Siria, y la solución que proponen es… ¡una guerra! Podríamos decir que masacrar con armas convencionales, es más normal o ético. Evidentemente tras las mentiras vertidas por EEUU y demás potencias sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, no todos creen esta “nueva certeza” de EEUU.

     Y si, de momento, EEUU muestra cierta prudencia e intenta recabar apoyos solo es porque en el fondo teme empeorar la situación; una situación, por cierto, que debe mucho a las maniobras y a las artimañas de las grandes potencias. En efecto, a fuerza de apoyarse en tal o cual régimen para mantener el orden -lo que significa mantener su influencia económica y controlar las riquezas de estos países, el petróleo sobre todo- consiguieron cierto equilibrio en la región, pero extremadamente frágil. Tan frágil que el menor incidente puede contribuir a romperlo.

     Rajoy por su parte, en la recién terminada cumbre del G-20, ha declarado “debemos seguir haciendo esfuerzos para resolver los gravísimos problemas humanitarios en Siria” … “algo habrá que hacer”. Químicas o no, España es ya es el séptimo exportador mundial de armamento, por delante de potencias como Israel, Italia o Suecia.

     Este cínico juego de ajedrez planetario se realiza, como cada vez, sobre la espalda y sobre la misma vida de las poblaciones del Medio Oriente. ¡No a la guerra!