La heredera de Amancio Ortega (Marta Ortega), se ha gastado alrededor de 30 millones de euros en la celebración de su boda con Carlos Torretta (hijo del modisto internacional Roberto Torretta).
Más de 400 invitados para un fin de semana de celebraciones, solo las actuaciones musicales han costado 5 millones de euros, el vestuario de la novia 500.000 euros, al margen del vestuario se ha contratado a especialistas en imagen y decoración que estuvieron en todo momento y previo a los actos nupciales.
Entre comida y alojamiento se estima cerca de 500.000 euros (se han alquilado todas las habitaciones de dos hoteles para los invitados al evento), solo la comida del banquete ha costado 300.000 euros. Además todos los invitados han contado con un impresionante servicio de automóviles, que han tenido a su disposición desde la llegada al aeropuerto el viernes 16 y hasta su regreso el día 18. El resto del presupuesto se ha empleado en decorar y adecuar los dos recintos que albergaran la celebración (se han llegado a transportar 300 árboles desde Bélgica a la Coruña, solo para recrear un bosque francés en Casas Nova).
Amancio Ortega es ahora mismo el sexto hombre más rico del mundo, según la revista Forbes con una fortuna de 56.438 millones de euros “reconocidos”, pertenece a la elite del 1% más rico de la población mundial. Según el último informe de Oxfam, el 82% de la riqueza generada en 2017 se la repartieron entre el 1% de la población mundial más rica, la peor parte del 18% restante se la llevaron el 50% de la población mundial (3.700 millones de personas), que no se han beneficiado en absolutamente nada de dicha riqueza.
Pese a ser los verdaderos productores de todo lo que se fabrica y consume, la clase trabajadora mundial no solo no tiene acceso a la gran parte de lo producido; en muchas partes ni siquiera tiene lo mínimo para sobrevivir. La riqueza producto del trabajo de millones de personas se la apropian esa minoría de capitalistas, empresarios, banqueros, etc.
En el sistema capitalista gente como Amancio Ortega, gastan en un minuto lo que sacaría del hambre diaria a las plantillas de trabajadores en cualquiera de sus fábricas de ropa.
Esta es la realidad del capitalismo… el informe de Oxfam desvela, que desde el año 2010, ese 1% de privilegiados ha aumentado su beneficio en un promedio anual del 13%, mientras que la subida salarial de un trabajador promedio no ha llegado al 2%.
El desequilibrio entre los más ricos y los más pobres es cada vez mayor, pese a que el nivel de producción mundial de riqueza crezca. Puesto que le capitalista solo vende para aumentar sus beneficios, el reparto será cada vez menos equitativo para la clase obrera, lo que provocará una nueva crisis a nivel mundial, pues lo que se produce no puede ser vendido al ritmo que los capitalistas quisieran.
Solo si los trabajadores toman el poder, expropiando a los capitalistas los medios productivos y tomando la gestión de los mismos públicamente, por los propios trabajadores, esos medios de producción, de financiación, con una banca al servicio de los intereses de la clase trabajadora, los transportes, etc. podremos vivir en una sociedad justa e igualitaria para todos. Una sociedad sin los abusos producidos por las diferencias de clase, sin los excesos de unos pocos y carencias de la mayoría, donde el género humano pueda desarrollar todas sus capacidades sin las cadenas del capital. Para ello es preciso derribar el actual sistema capitalista lo antes posible.