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Francia: «¡Al igual que los ferroviarios, atrevámonos a luchar!»

Editorial de los boletines de empresas de nuestros compañeros en Francia, 23 de marzo.

Después de tres semanas de movilización, los trabajadores del ferrocarril siguen con determinación y la huelga se mantiene. El 19 de abril, hubo más huelguistas que en el día 13, guste o no a la dirección, que anuncia semana tras semana que la huelga pierde fuerza. En las manifestaciones de ese día en todo el país, se veía gente solidaria con los ferroviarios, jóvenes en contra de la selección a la entrada en la universidad, jubilados en contra de los recortes en pensiones, pero también trabajadores tanto del sector público como de la privada.

En Reims, es la totalidad de la plantilla de un supermercado Monoprix la que paró para unirse a la manifestación. En Limoges, trabajadores de la empresa Legrand o de la fábrica metalúrgica Steva, amenazados en su empleo, estaban también en la calle. En numerosas ciudades, muchos aprovecharon ese día para expresar su solidaridad con los ferroviarios, y su propio hartazgo.

Macron pretende que no es “el presidente de los ricos”, ya que ellos no necesitan de un presidente para defenderse, dice. ¡Es verdad! La burguesía, al mando en esta sociedad, no necesita de un presidente sino de un lacayo, que la segunda en la guerra que lleva contra el mundo del trabajo.

Macron se atreve a decir que las distintas reivindicaciones que se expresan no tienen nada que ver unas con otras. ¡Pero la verdad es que al conjunto del mundo trabajo le sobran las razones! De hecho con su política Macron ataca a todos los trabajadores. En una visita en Saint-Dié, en los Vosgos, le estuvo dando lecciones a un ferroviario, explicándole que tenía que aceptar el cambio… ¡Un cambio hacia peor, desde luego! Según Macron, los ferroviarios no tienen por qué estar en contra de la reforma de su convenio, ya que solo afectará a los nuevos contratados.

En el mundo de la gran burguesía, parece evidente transmitir su fortuna y su posición social superior a sus hijos, ¿pero los trabajadores tendrían que aceptar que sus hijos perdieran las pocas posiciones conquistadas por otras generaciones? Pues los ferroviarios se niegan a que las generaciones por venir se vean condenadas al empleo basura, ¡y a mucha honra! Así se oponen al futuro que la patronal quisiera imponer a todos los trabajadores, en base a la precariedad generalizada, los bajos sueldos y con unas condiciones de trabajo peores.

Macron puede seguir pretendiendo que “no ve la correlación entre las reivindicaciones”. El jubilado que ve bajar su pensión sabe que ese dinero no va a permitir que mejore la sanidad ni que se cree empleo para sus nietos. El alumno de bachillerato que se hace un lío con los trámites para entrar en la universidad sabe que se le impone esta farsa porque las facultades están abarrotadas y que una parte de la juventud se va a quedar fuera a falta de plazas.

Los trabajadores que se enfrentan a los despidos, los que reivindican mejoras salariales, los que se ven condenados a seguir interino o a trabajar a tiempo parcial saben que se les sacrifica para salvaguardar los beneficios.

Con su desprecio habitual, Macron se defendió ante la contestación exclamándo: “En Francia hemos cogido costumbre de quejarnos”, añadiendo: “Cada uno mira lo suyo y dice ‘a mí me han quitado eso’…”

Lejos de “mirar lo suyo”, los ferroviarios luchan para que no les quiten derechos. ¡Tienen mil veces la razón! Con su huelga han transformado la indignación, el hartazgo que cada trabajador puede sentir individualmente respecto de lo que sufre, en una reacción colectiva. ¡No se están quejando, están luchando, y eso es lo que molesta a Macron!

El hecho de que la huelga del ferrocarril se mantenga, que se dirijan a los usuarios y también a otros sectores laborales, es positivo para el conjunto del mundo del trabajo. Para todos aquellos que se niegan a ser pasivos ante los ataques, la lucha de los ferroviarios expresa una contestación más amplia, expresa su propia rabia. ¡Es alentador para todos los que quieren reaccionar!

¡Entonces, hagamos todo lo posible para que la huelga de los ferroviarios abra el camino hacia una lucha más amplia, una ofensiva del conjunto del mundo del trabajo, necesaria para parar a la patronal y a su primer representante Macron!