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Tras las elecciones andaluzas: El PP arrasa, la derecha se refuerza, pero lo que contará es la lucha obrera

Las elecciones andaluzas anuncian la decepción del electorado de las clases populares con la izquierda y en especial con Unidas Podemos (Por Andalucía) y la política del gobierno de “izquierdas” que manda tanquetas contra los trabajadores en Cádiz, maquilla la reforma laboral y mantiene en la precariedad a millones de trabajadores.

 

Como se preveía los resultados electorales son el éxito de la derecha y la debacle de los partidos de izquierda, con una abstención del 41,64%. Éstos ni siquiera han derogado la Reforma Laboral del PP, sólo la han maquillado aunque quieran venderla como progresista. O la reforma de las pensiones que significa su privatización encubierta. Por no hablar de la precariedad laboral y el incumplimiento constante de los más mínimos derechos de los trabajadores por los empresarios.

Nadie se engaña ya: esos gobiernos de “izquierda” hacen políticas de derechas, disfrazadas de progresistas. Ahora Juanma Moreno no tendrá que pactar con nadie tendrá mayoría absoluta con 58 diputados.  Tendrá las manos libres para proseguir su política de gobernar a favor de los ricos y machacar a los trabajadores.

Respecto a las anteriores elecciones de 2018 el PP ha obtenido más de 1.500.000 votos engullendo a Ciudadanos. Ha ganado más de 800.000 votos. De estos, cerca de 600.000 han sido de Ciudadanos pero quedan 200.000 que son parte de la pérdida de votos del PSOE. Éste obtuvo en 2018 un 1.000.000 de votos que se han reducido a 883.000.  La extrema derecha, Vox, ha ganado unos 90.000 votos y hay que comprender que no se le combate votando al PP o al PSOE porque estos partidos solo hacen la política que le viene bien a la banca y la gran patronal.

A la izquierda del PSOE la coalición Por Andalucía que lidera Inma Nieto se ha quedado con 5 diputados y Adelante Andalucía con 2. Las dos formaciones procedían de la unión de Izquierda Unida y Podemos que formaron Adelante Andalucía que obtuvo en 2018, 584.000 votos y 17 diputados. Además de su actuación en el gobierno de Sánchez, La desunión, las luchas por los puestos parlamentarios y la expulsión de Teresa Rodríguez del grupo parlamentario han influido en la pérdida de más de 200.000 mil votos. Sus programas, muy parecidos, no han convencido porque sus actuaciones los preceden.

 En las elecciones se expresan las opiniones de la población. Y quiénes crean que sirven para cambiar las cosas se engañan. Como muestra un botón: desde hace meses hay cortes de luz en barrios populares y obreros como el Su Eminencia en Sevilla. Los vecinos han tenido que cortar las calles en manifestación para exigir a Endesa el fin de los cortes de luz. ¿Qué político de la “izquierda” oficial se ha pasado para apoyar a los vecinos? ¡Ninguno!

La crisis económica se acrecienta día a día porque son expresiones del caos de una economía capitalista en crisis, provocada por la lucha de los capitalistas para la obtención de beneficios y dividendos empresariales.  Por eso la clase obrera tendrá que luchar para defenderse y no hay otra solución que la expropiación sin indemnización de los sectores económicos fundamentales como el oligopolio eléctrico.

Aceptar que las elecciones para entrar en los gobiernos son la forma de cambiar la sociedad para mejora de la clase trabajadora es un engaño. El poder está en el Ibex 35, en toda esa oligarquía financiera y capitalista que domina la economía y por ende la sociedad.

Está claro que desde la Transición se han turnado en el gobierno las derechas y la izquierda del PSOE, pero tanto uno como otro, se han dedicado a gestionar los negocios de los grandes consorcios empresariales y financieros.

Muchos de esos políticos han terminado corrompidos por el dinero y en los consejos de administración de esas empresas. Por ello, ¿qué diferencia existe entre el gobierno de Moreno Bonilla y la socialista Susana Díaz? Ninguna. El deterioro de la sanidad y educación, las privatizaciones de los servicios públicos, el oligopolio eléctrico son obra de esos gobiernos que sirven a sus dictados.

Hoy es necesario más que nunca levantar la bandera de la clase trabajadora. La clase trabajadora tendrá que luchar para defender su pan y su trabajo independientemente de quién gobierne. No hay otra salida: tendrá que luchar para defenderse y exigir sus derechos.