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Protestas y huelgas en Gran Bretaña

La inflación está golpeando duro a todos los trabajadores y es un fenómeno que no sólo se da en España; el aumento de los precios de la electricidad y el gas hace que las facturas de energía se tornen impagables para millones de trabajadores en toda Europa. Esta situación ya ha hecho que parte de la población reaccione.

Por ejemplo, en Gran Bretaña, una oleada de huelgas está sacudiendo al país desde este verano: estibadores, servicio postal, trabajadores de la limpieza, del ferrocarril, autobuses y metro, telecomunicaciones… De hecho, los trabajadores de Royal Mail, (Correos) más de 100.000, vuelven a la huelga en estos días.

Ha surgido también una campaña, “Don’t pay UK”  (“No pagues”) que es un llamamiento a no pagar las facturas de luz y gas a partir del 1 de octubre. También hay otra campaña «Enough is Enough» («Basta ya»), más respaldada por los laboristas y sindicatos, que reivindican la subida de los salarios, la bajada de la factura energética, el fin de la pobreza alimentaria, la vivienda digna y los impuestos a las grandes fortunas.

Un aumento del 80% en las facturas de energía, ya difícilmente asequibles, el 1 de octubre, hace que una victoria de estas huelgas sea vital y urgente. ¡No se puede vivir así!  Es obvio que lo que se necesita es golpear con todo el peso posible, todos juntos, para obtener resultados inmediatos y romper con la inercia; durante las últimas décadas las grandes direcciones sindicales han evitado la huelga: la patronal, por consiguiente, se ha salido con la suya.  Sobre todo, como cualquiera puede ver, han matado el empleo permanente a tiempo completo.

Las palabras del nuevo líder sindical de los ferroviarios, Mick Lynch -afirmando que «la clase obrera ha vuelto»- se repiten ahora en todas partes. ¡Es lo deseable!

 Y sí, toda la clase obrera debería estar de vuelta y luchando, para recuperar lo que ha perdido, pero más que eso, ¡para obtener finalmente el lugar que le corresponde en la sociedad!