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Nos preparan para la guerra, en beneficio de banqueros y capitalistas

Las declaraciones de la ministra de defensa Margarita Robles sobre el peligro de guerra con Rusia ha abierto en los medios nacionales el debate sobre la inminencia de una guerra generalizada en Europa. En boca de la ministra de defensa “la amenaza de guerra es absoluta y la sociedad no es del todo consciente”, no significa otra cosa que, la decisión tomada ya de planificar la guerra y preparar a la población para el sufrimiento y la muerte.

Hasta estas declaraciones de la ministra en Marzo la guerra quedaba circunscrita a la sección de internacional de los periódicos y medios de comunicación generalistas, y era principalmente para hablar de Palestina y Ucrania. Sin embargo, en Francia su presidente E. Macron lleva meses siendo el adalid de la guerra, llegando incluso a difundir entre los medios la necesidad de enviar tropas a Ucrania.

El viernes 15 de marzo los presidentes de Francia, Alemania y Polonia, Macron, Sholz y Tusk, respectivamente, se reunieron de “urgencia” en Berlín para renovar el apoyo a Zelenski y expresar la necesidad de armarse contra Rusia en una situación de “preguerra”.

Detrás de toda esta parafernalia propagandista para prepararnos para la guerra, está la decisión de la OTAN, con EEEUU a la cabeza, de imponer en el orden mundial, el poder imperialista de los países capitalistas. Así se expresan de una manera manifiesta a los enemigos, fundamentalmente los “dos malos” de la política mundial: Rusia y China.

Esta nueva estrategia de la vieja “guerra fría” va a suponer en primer lugar un aumento de los gastos militares. Ya la UE ha previsto habilitar fondos millonarios para la defensa de Europa. El debate está en si es el Banco Europeo de Inversiones, que ahora preside Nadia Calviño, quien se ocupe de la factura, o a emisión de eurobonos dedicados a recaudar dinero con ese fin, como propone el gobierno español, entre otros.

Es decir, van a pedir préstamos a los banqueros, deuda que habrá que pagar con suculentos intereses. Estos fondos serán invertidos por los Estado en la industria militar lo que tendrá como consecuencia el aumento de los beneficios privados de estas grandes empresas de armamento a costa del dinero público que pagará toda la población. Será una forma de extraer plusvalía a los trabajadores para ganancia del sistema financiero e industrial, preparando a la industria para la guerra.

La fórmula de Clausewitz “la guerra es la continuación de la política por otros medios” la desarrolló Franz Mehring en 1914 con la Primera Guerra Mundial: “La guerra es, por lo tanto, un fenómeno político, y no jurídico, moral o penal. La guerra no se conduce para castigar a un enemigo por culpas supuestas o reales, sino para quebrar su resistencia a la imposición de los intereses de uno. La guerra no es una cosa en sí misma, poseedora de su propia meta; forma parte orgánicamente de una política a cuyos supuestos permanece unida y a cuyas necesidades tiene que adaptar sus propios logros.” (F. Mehring, La naturaleza de la guerra, MIA)
Los beneficios capitalistas de las guerras en nuestra época

Los gastos militares son una forma de salir de la crisis del capital cuando disminuyen los beneficios en la producción. Está claro que la crisis del sistema capitalista mundial, acrecentada desde la pandemia, es la consecuencia de las propias contradicciones del capitalismo en su expansión internacional, lo que se ha llamado la globalización o mundialización capitalista.

Sus crisis se producen, en última instancia, debido a una superproducción de mercancías por encima de las necesidades del mercado y la población. La ausencia de una planificación racional de la economía y la competencia desaforada por mantener y aumentar los beneficios capitalistas en una concurrencia continua entre los propios capitales, hace que las contradicciones entre países estallen.

El motor de las guerras en nuestra época es la imperiosa necesidad de los Estados capitalistas de dominar la economía de todos los continentes mediante inversiones de capital, acuerdos preferenciales de comercio, reglamentaciones monetarias y hegemonía política. El objetivo de las guerras actuales es la subordinación del mundo al control de las materias primas, zonas estratégicas y geopolíticas para la acumulación de capital de las potencias hegemónicas del momento. Así después de la expansión en la mundialización capitalista estallan las contradicciones en la competencia entre las potencias que dominan el mundo.

El imperialismo como forma específica de capitalismo es la dominación de los grandes trusts, cárteles y multinacionales de la economía y generan la contradicción fundamental entre internacionalización y socialización del proceso productivo, por un lado, y su continua organización en función a intereses privados y nacionales, por otro. De ahí que ahora China y Rusia sean el enemigo para los grandes capitales de EEUU y UE cuando fueron la base de la mano de obra barata en la producción de mercancías en la mundialización económica.

Las guerras en el mundo son fruto de la tendencia general del imperialismo al expansionismo agresivo. Se derivan de la contradicción entre la tendencia del equilibrio industrial-financiero de las fuerzas imperialistas y la tendencia de la división del mundo en esferas de influencia. Lo vimos con la guerra de Irak convirtiendo este país en un desastre inviable y es lo que estamos viendo en Oriente Medio con el genocidio palestino por Israel, que no es más que el gendarme del imperialismo norteamericano en esa zona del mundo y que amenaza con una conflagración aún mayor para controlar a Irán, después del ataque a su embajada en Siria.

La guerra en Ucrania, que en sí misma es el producto de la rivalidad entre el imperialismo estadounidense y la Rusia de los oligarcas y burócratas, es una oportunidad aprovechada por Estados Unidos, para manejar y controlar Europa.

Y contra estos tambores de guerra la clase trabajadora del mundo, el proletariado, tiene que concienciarse de que es el propio sistema capitalista el que habrá que derrocar si no queremos entrar otra vez en la barbarie de las matanzas de las guerras mundiales para beneficio de una burguesía imperialista. El enemigo está en nuestro propio país y son los capitalistas.

¡NO A LA GUERRA IMPERIALISTA Y DEL CAPITAL!

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