El 14 de marzo de 2018 falleció Stephen Hawking, uno de los científicos más reconocidos de nuestra época. Los estudios de Stephen Hawking cambiaron nuestra visión del universo, de su historia, de sus mecanismos más fundamentales.
Confiaba en lo que la ciencia y el conocimiento pueden aportar a la humanidad, declarando por ejemplo: “Me he dado cuenta de que incluso las personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino siguen mirando a ambos lados antes de cruzar la calle”, pero también decía que “si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado dependerá de cómo se distribuyen las cosas. (…) La mayoría de la gente puede acabar siendo miserablemente pobre si los propietarios de las máquinas consiguen impedir la redistribución de la riqueza.”
Entre sus mayores descubrimientos, está la prueba teórica de que los agujeros negros, estos fenómenos cósmicos extremos, que nos llevan al límite del conocimiento actual, no son para siempre. Ellos también tienen un inicio, se forman, y van desapareciendo, aunque a lo largo de un tiempo tan extendido que no se puede percibir a escala humana.
Ésta es la ley de la naturaleza: hasta el universo, las estrellas, los planetas, tienen un desarrollo y un fin. Esperemos que el sistema capitalista siga el mismo camino que los agujeros negros, pero mucho más rápido. Con nuestra ayuda.