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Las elecciones y el cambio: un verdadero cambio en España, sólo podrán hacerlo los trabajadores y las clases populares con la movilización

Las elecciones generales que acaban de celebrarse, con una participación del 73%, ha dado como resultado una victoria amarga del PP: de 186 escaños ha pasado a 123, dejando así 4 millones de votantes en el camino. Por su parte el PSOE consiguió 90 escaños, perdiendo 20, alrededor de un millón de votantes. Los socialistas obtienen su peor resultado en unas elecciones generales desde 1977, es decir, desde la transición.

Podemos a su vez, consiguió la «remontada» de la que tanto hablaron en los últimos días, consiguiendo 42 escaños a los que hay que sumar 27 más por las diversas coaliciones en las que participa: En Comú Podem, con 12, en Cataluña, donde ha sido la fuerza más votada; Compromís-Podem-Es el moment, con 9, en Comunitat Valenciana, y En Marea, con 6, en Galicia. En total, Podemos obtiene 69 escaños convirtiéndose así en la tercera fuerza política del país.

Estas elecciones han mostrado la opinión mayoritaria de cambio social que quieren las clases populares, hartas de Rajoy y sus recortes contra los trabajadores.

Ciudadanos no obtuvo todo lo que auspiciaba; se han quedado con 40 escaños, un resultado que evidentemente es inferior a lo que ellos mismos esperaban. IU volvió a bajar, quedándose con tan sólo dos escaños. Por su parte PNV obtuvo 6 escaños, Democràcia i Llibertat (Artur Mas) 8 escaños.

Ahora llegan los pactos. Las negociaciones inundarán las noticias durante las próximas semanas y caso de no lograrse, habrá de convocar nuevas elecciones. Ni PP ni PSOE lo tienen fácil. Al PP no le bastaría con el apoyo de Ciudadanos aunque ya Rajoy ha declarado estar dispuesto al pacto, al diálogo y al consenso y a lo que haga falta.

El pacto PSOE-Podemos no parece evidente. Pablo Iglesias no habla de momento de pactos, sino de reformas; una reforma constitucional que blinde los derechos sociales, establezca un mecanismo de revocabilidad del presidente del Gobierno y asegure una nueva ley electoral más proporcional. Sin duda un punto clave para pactar con Pedro Sanchez, y más habida cuenta de los buenos resultados de Podemos en Barcelona, Valencia y Galicia, será la cuestión territorial, afirmando Pablo Iglesias que hay que llegar a un nuevo acuerdo territorial que respete a la plurinacionalidad. O dicho en plata, la cuestión de Cataluña. La reivindicación de un referéndum sobre la independencia se pondrá sobre el tapete.

Muchos comentaristas hablan ahora de que en España se ha roto el bipartidismo, como si todos los problemas que acucian a la población y a la clase trabajadora procedían de ahí, que tendremos un parlamento de minorías dónde habrá que llegar a consensos, a convivencias…, en suma una nueva transición política.

Pero más allá de los pactos y sus resultantes, aun viendo con simpatía una eventual salida de Rajoy de la Moncloa, la alternativa será el pacto o nuevas elecciones y no podemos olvidar lo que es el PSOE y todo lo que ha hecho contra los trabajadores en este país. Por ello la clase del cambio no va a venir del Parlamento, vendrá de la movilización obrera y social.

Blindar los derechos sociales en las leyes constituyentes no servirá de nada si no se toman medidas que vayan encaminadas a expropiar a los explotadores de la banca y del gran capital sin indemnización.

En este situación política dónde no hay mayorías absolutas es el momento para que los trabajadores y las clases populares no se contenten sólo con haber depositado una papeleta de voto en la urna. Los problemas que acucian a la sociedad, a los trabajadores y los más pobres no vienen sólo de los políticos, de la Constitución o de las leyes, provienen de la organización económica de la sociedad, del capitalismo, que como se ha visto en Abengoa, buscan los beneficios echando trabajadores a la calle.

Los cambios constituyentes que blinden los derechos sociales no van a impedir los despidos, el paro, la precariedad, en suma la explotación, pues esta situación se basa en la propiedad privada de los medios de producción financieros y industriales, en manos de banqueros y gran patronal y es su conversión en públicos, en manos de la sociedad, la única solución.

Retomar el camino de las luchas, como con las Marchas de la dignidad, reclamando el Pan, el Trabajo y el Techo como lema unitario de los trabajadores y clases populares, es la única vía para arrancar a los poderes económicos las reivindicaciones que soluciones el paro, los desahucios, el fin de los recortes y frenar sus políticas anti obreras.

Recordando el lema de la Primera Internacional «la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los obreros mismos, o no será». Las ilusiones del cambio electoral se tornarán en desengaños de la segunda transición, si los trabajadores no retomamos con nuestras propias manos la lucha obrera y la emancipación social. ¡Sólo así habrá un verdadero cambio!

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