Una colisión entre dos trenes en Grecia dejó al menos 57 personas muertas y otras tantas heridas, muchas en estado grave. Una gran parte eran estudiantes universitarios de Tesalónica.
Este accidente no ha sido causado por una negligencia o debido a causas impredecibles. Ha sido causado por la degradación y deterioro del servicio público de trenes desde que el operador de trenes se privatizó hace unos cinco años, mientras la infraestructura ferroviaria permanece bajo control del Estado. Esto ha supuesto corrupción, expolio de lo público, falta de personal, precariedad laboral… Los negocios a costa de los servicios públicos, la connivencia de los políticos con los constructores en las grandes obras de infraestructura, los recortes etc., han hecho que se deterioren las redes de transporte. Los sindicatos ferroviarios llevaban años denunciando las deficiencias en materia de seguridad.
El primer ministro de la derecha, Mitsotakis, acusó primero al jefe de estación, antes de disculparse ante el dolor de las familias. La indignación y rabia de las familias y de la población provocó manifestaciones de miles de personas en las principales ciudades griegas con gritos de «no fue un accidente, fue un asesinato», «los beneficios son suyos, los muertos son nuestros», «ellos hablan de beneficios y pérdidas, nosotros hablamos de vidas humanas» y «nuestras lágrimas se han secado y convertido en rabia”.
Dice el refrán que “si ves a tu vecino las barbas cortar, pon las tuyas a remojar”. La mecánica del beneficio capitalista a costa de lo público está ocurriendo en todas partes. Lo estamos viendo en nuestra sanidad. Primero se deterioran los servicios públicos con recortes de personal y presupuesto, más tarde se privatizan a precio de saldo al capital privado para sus negocios.
Es la misma política al servicio de los grandes grupos capitalistas y por ello tenemos que movilizarnos y luchar unidos para defender nuestros derechos y nuestras vidas.