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Elecciones catalanas: con o sin determinación el camino es otro

En las elecciones catalanas de este domingo casi la mitad de los catalanes no han ido a votar –un 46,54% del censo- tal y como se preveía, por la pandemia, por el clima político, y por supuesto porque hay un hartazgo de los partidos existentes. Son las elecciones con menos participación de los últimos 30 años.

El PSC, con Illa, ha sido el partido más votado (23% de votos), pero probablemente no gobernará al haber aumentado el bloque independentista su mayoría absoluta. Así las cosas, PSC ha empatado en número de escaños al ERC (21,5% de votos), que lograría 33 escaños, uno más que en 2017. El voto independentista subiría al 50,85% de los votos y sumando los escaños de ERC, a los 32 de JxCat y los 9 de la CUP llegarían a 74 diputados, su mejor resultado hasta ahora. PDECat se queda fuera del Parlamento con tan solo un 2,7% de los votos. Reseñable es la irrupción de Vox con 11 diputados, votos procedentes en gran parte del descalabro de Ciudadanos, quedándose el PP en sus mínimos históricos.

El único partido que dice tener su razón de ser en la defensa de los trabajadores, CUP, ha demostrado durante toda la campaña que de “antisistemas” no les queda nada, con su campaña moderada y tendente la mano a un gobierno soberanista catalán “progresista”, y al parecer en el saco del progresismo cabe de todo.

Por ello, aun reconociendo el derecho a la autodeterminación, a decidir democráticamente que relación se quiere con el Estado central, el mundo del trabajo y la población en general están huérfanos de representación y deben luchar para evitar lo que se les viene encima: una pandemia de despidos y paro.  Por ello la lucha está en dotarse de un verdadero partido de los trabajadores que imponga la verdadera prohibición de los despidos y el reparto del trabajo sin bajar los salarios. ¡Esto sería una verdadera emancipación!

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