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El peronismo: un movimiento político al servicio de la burguesía

La derrota del candidato peronista, Sergio Massa, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales argentinas, frente al ultraderechista Javier Milei, ha vuelto a poner de actualidad al movimiento peronista y deja abierta el interrogante de cómo un político de extrema derecha ha podido alcanzar la presidencia de Argentina. De forma muy breve abordamos las características y evolución del peronismo.

Un movimiento que encuadra a la clase trabajadora…

Está claro que el peronismo no surge ni del movimiento obrero ni de lo que conocemos tradicionalmente como “izquierda”. Tampoco es un partido político al uso. Es más bien eso que se llama un “movimiento” que abarca, partiendo de unos postulados básicos, diversas tendencias y muda de piel según las circunstancias.

Fue fundado por Juan Domingo Perón y tenía y tiene componentes políticos del popu-lismo latinoamericano, que proliferó por el continente en esa época (primera mitad del siglo XX), además de rasgos fascistas y un fuerte carácter anticomunista. Una de sus bases de apoyo más importantes fue el control de los sindicatos argentinos logrado mediante la violencia política contra los militantes sindicales que se le oponían.

El éxito de Perón fue redistribuir, entre los trabajadores, cierta parte de la riqueza argenti-na alcanzada durante la posguerra. Pero el modelo de desarrollo del país se gripó en los años 50 y Perón dio marcha atrás en las reformas. Fue derribado por un golpe militar en 1955.

…para entregarla a la burguesía

A su vuelta al poder, a principios de los años 70, aplicó una dura política de recortes y se apoyó en los sectores más reaccionarios de la sociedad argentina, hasta el punto de practicar el terrorismo de Estado (Triple A). Esta política provocó la ruptura de Perón con su ala izquierda, especialmente con las Juventudes Peronistas y más significativamente con los montoneros, antiguo grupo armado al servicio de Perón, que retomó las armas tras la muerte del presidente, y continuó con sus acciones contra la dictadura. De hecho, Bullrich, la candidata conservadora, militó ahí.

Tras la dictadura militar, el peronismo regresó al poder, durante los años 90, de la mano de Carlos Menen que aplicó una política capitalista salvaje y prácticamente dolarizó la economía argentina (algo que defiende Milei). La pobreza se extendió por el país y sus medidas monetarias condujeron al famoso “corralito”.

A principios de la primera década del siglo XXI, el peronismo mudó de nuevo de piel con los Kirchner y se homologó con la “izquierda reformista”. Ambos presidentes aplicaron una política de renacionalizaciones, llevaron al banquillo a buena parte de los torturadores de la dictadura militar y presumieron de políticas sociales.
A escala latinoamericana sobre todo fueron reconocidos por sus pares de izquierda como representantes de las políticas progresistas en el continente americano. Pese al balance catastrófico para los trabajadores de las medidas aplicadas por el peronismo en estos últimos años, Massa, al igual que el PSOE en España, se presentó como alternativa a la extrema derecha.

La llegada de las derechas y su consorte la extrema derecha al poder viene siempre tras un periodo en el que el reformismo de la izquierda ya no tiene más que ofrecer porque ha engañado y decepcionado a la población. Es la ausencia de un partido que represente los intereses de los trabajadores, una izquierda revolucionaria, el factor decisivo que impediría salir de esta situación.

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