Rajoy y el PP están llevando a cabo una oleada de detenciones de altos cargos de la Generalitat para impedir cualquier posibilidad de referéndum en Cataluña o de movilización a través de votaciones. Amparándose en la supuesta “legalidad”, utiliza el aparato de Estado, cuerpos represivos, jueces y fiscales, como nos tiene acostumbrados, para sus objetivos políticos, que no son más que el mantenimiento de los intereses de los grandes empresarios y capitalistas. Y todo esto con el apoyo de Ciudadanos y PSOE.
Esta demostración autoritaria de fuerza nos enseña que el PP y la derecha, con sus apoyos, no tienen ningún escrúpulo en utilizar el Estado contra las libertades públicas y que ya es utilizada contra la clase trabajadora en cualquier momento. De hecho, cientos de trabajadores han sufrido y sufren la represión policial, judicial y patronal por ejercer su derecho a la huelga, formar piquetes o manifestarse. Recordemos “los 8 de Airbus”.
Son indignantes estas detenciones que van contra las más elementales libertades públicas y que no son más que una muestra más de la represión del Estado como aparato de las clases dominantes y sus políticos. En especial se lleva realizando esta tarea desde el propio nacimiento del llamado régimen del 78. Recordemos los crímenes contra trabajadores y trabajadoras, contra manifestantes etc., de la llamada “Transición”.
Esta escalada represiva de Rajoy alimenta además a los sectores nacionalistas catalanistas que se muestran víctimas del “Estado español” y que a su vez alimenta el nacionalismo españolista en una espiral interclasista que divide a la clase trabajadora en Cataluña y en el resto del Estado, fuera de sus intereses de clase poniéndose a la cola de sectores de la burguesía.
Puigdemont con Junqueras, representan a la burguesía catalanista que utiliza el independentismo para desviar los problemas sociales y laborales de la crisis capitalista y defender los intereses de los capitalistas que representan. Al igual que anteriormente Pujol, o Mas, campeones de la corrupción y de los recortes respectivamente, ahora independentistas, buscan mantener el poder de la burguesía con un nuevo aparato de Estado que no dudarán en utilizar contra la clase trabajadora en Cataluña como lo han hecho ya con sus Mossos d’Esquadra. Recordemos que estos han sido aliados de Rajoy, Aznar, PP y PSOE en sus presupuestos, que han votado las reformas laborales y todos los recortes sociales y que la crisis de los capitalistas y banqueros se la hacen pagar a los trabajadores tanto en Cataluña como en el resto de España.
Creer que la independencia, una República catalana debilita a Rajoy es una trampa, pues tanto Rajoy como Puigdemon defienden su orden social, el capitalismo, y no hacen más que desviar hacia sus intereses la indignación de la población ante la crisis económica y social que estalló en 2008 y que en Europa tiene sus manifestaciones en el Brexit, el referéndum escocés, o en el auge del racismo y xenofobia. Todo lo contrario, Rajoy –que ante la corrupción que impera en su partido y su consiguiente descrédito no tiene mucho a lo que aferrarse- pudiera salir a flote de nuevo pues los suyos cerrarán filas en torno a él y también arrastrará –derechizando- a parte de la población que ya está cayendo en el “anticatalanismo”, creyendo sus muchas mentiras.
Los sectores de la población en Cataluña que quieren un referéndum democrático con garantías y vinculante tienen todo el derecho a exigirlo y estamos a su lado. Son inaceptables y nos indignan las maniobras represivas de Rajoy. En consecuencia, exigimos la libertad de todos los detenidos. Sin embargo, tenemos que combatir las ilusiones que los oportunistas y nacionalistas intentan introducir con su verborrea democrática. Con una República catalana o española, los trabajadores tendrán que luchar contra la patronal y la burguesía, los mismos que ahora se rasgan las vestiduras y se dicen demócratas de la Constitución del 78 o del derecho a decidir. La clase trabajadora debe de ser consciente de quiénes son sus enemigos, y quiénes sus falsos amigos y, apoyando las libertades y derechos democráticos, poner siempre en primer orden sus reivindicaciones, su independencia de clase contra los capitalistas y sus políticos.