Las muertes en el mediterráneo continuan, ante la mirada indiferente de los gobiernos europeos. La última Cumbre Europea da otra vuelta de tuerca y aumentan las medidas contra la inmigración, lejos de ahondar en los orígenes del problema y mucho menos buscar soluciones.
Aunque Europa represente para muchos inmigrantes la salvación, en verdad se enfrentan a otro infierno. Se enfrentan al odio y el rechazo de los intereses capitalistas y de los interventores de la rapiña colonial. Estos continúan los expolios de recursos y riquezas a nivel mundial, a la par que la explotación a las clases trabajadoras, todo ello consecuencia de los intereses imperialistas de las grandes potencias, justificados con la mentira y las guerras.
Es por ello que la actitud de estos gobiernos hacia los refugiados es de indiferencia, de rechazo y en muchos casos de odio criminal. Enfrentados sus intereses capitalistas, en busca de la expansión de los mercados y del capital a lo largo y ancho del planeta, oprimen a la clase trabajadora en busca de mejores beneficios, a la par que expolian a los pueblos por las materias primas y así provocan a la vez el caos, la desorganización, las crisis económicas y las migraciones masivas a causa de las guerras.
Pedro Sánchez y la Cumbre Europea sobre inmigración
La actitud de Pedro Sánchez al ofrecer un puerto a los inmigrantes del Aquarius desencadenó mucha hipocresía y varios países se lanzaron acusaciones pusilánimes y falsas. Savini, presidente de Italia, se llevó la palma con su demagogia xenófoba. A partir de ese paso, de la España solidaria ante la indiferencia del resto de países, la UE, maquinaria al servicio del gran capital, tomó cartas en el asunto. Pero no para abordar el verdadero problema que acusan los refugiados. Lo que le preocupaba realmente era la fractura causada por la inmigración en los principales países de la UE, la división de opiniones, la falta de una postura respecto a un problema que ponía en riesgo el proyecto de una UE unida. La propia Ángela Merkel, por su parte, había acudido a una cumbre buscando apoyos, según declaró “La inmigración decidirá el futuro de Europa”. Por supuesto, a todos estos políticos les preocupa más la defensa de los intereses capitalistas, esa es la Europa a la que se refieren tanto Merkel como el resto de dirigentes.
De esa cumbre no ha salido ningún avance para los inmigrantes. La cumbre ha servido para poner en evidencia los egoísmos particulares de los países miembros. Se habló de eliminar las alambradas. De humanizar las detenciones y la estancia en los CIEs, reforzando aún más el FRONTEX. Desaparecen las cuotas obligatorias de reparto, que realmente no se han cumplido, en favor de centros de procesamiento y control en países del sur de Europa, para separar migrantes por motivos económicos de los solicitantes de asilo. Otra opción contemplaba financiar estos mismos centros en los países norteafricanos, éstos se encargarían de los centros de control, de los trámites, de la expedición de visados.
La medida de creación de centros de procesamiento y control en países europeos ha generado disputas internas y tenido tal rechazo que su implantación será “voluntaria”. Esta es la verdad, que estos gobiernos capitalistas, que tienen mucho que decir de sus acciones coloniales y de expansión imperialista, no reconocen las consecuencias de sus acciones en esos países. La clase capitalista se apodera de los recursos naturales de los territorios a la par que oprime y explota a su población. Ésta al final se enfrenta al paro, a la pobreza y a la pérdida de sus posesiones. Demuestra hacia dónde va Europa en esta cuestión, donde la derecha más extrema se aprovecha de esta situación y ya está presente en muchos de sus países miembros.
Resulta paradojico que Macrón, promotor de las mas duras reacciones contra los inmigrantes, haya ofrecido a Pedro Sánchez toda la ayuda que necesite para regular la inmigración. Mientras Jean-Claude Junker, el jefe de la Comisión Europea compartía con Pedro Sánchez la sensación de urgencia, le dejaba claro que, pese a ella, había que tener paciencia. Por el creciente número de salidas de la costa marroquí y que llegan a España, Marruecos exige un esfuerzo financiero muy superior. Según Junker, los fondos para frenar los flujos migratorios deben provenir de una derrama entre los miembros de la UE. Ni siquiera en esta cuestión, aportar dinero para resolver sus intereses, los capitalistas se pondrán de acuerdo. Ya se verá los miles de argucias y artimañas que esgrimirán.
Marruecos, Libia, Turquía etc., se han convertido en sucursales a sueldo de una suerte de franquicia europea que frena la llegada de inmigrantes y mantienen la opresión, el encarcelamiento y la deportación. Países que controlarán y regularán los flujos de la zona sur de Europa. A la UE le habrá salido redondo, estos países se encargarían de que “el problema” no llegase a Francia, a Alemania, al resto de países de la UE.
La causa de las migraciones es al fin de cuentas el capitalismo
La producción capitalista, el comercio trasnacional y la circulación de capitales es libre, sin embargo, las migraciones son reprimidas. ¿Nos imaginamos el costo que supone invertir en fronteras, controles, CIEs, policías…? ¿No es menos costoso permitir la libre circulación? Al fin y al cabo, los dueños de los grandes medios de producción los capitalistas y sus políticos dictan las leyes y la clase trabajadora paga las consecuencias. Sin embargo, sí les interesa tener un ejército de parados, de hambrientos, de necesitados dispuestos a lo que sea por un trabajo o salario, dispuestos a enfrentar trabajadores con trabajadores para obtener más beneficios.
Para conseguir crear un clima de opinión en la población en favor de una Europa inexpugnable que quieren los dirigentes han creado falsas historias, mentiras que han ido calando en la opinión pública, como la idea de que todo extranjero viene a provecharse de los recursos nacionales. Este planteamiento obvia lo que en el pasado han hecho los países imperialistas, enriquecidos porque han expoliado, colonizado y masacrado en los territorios pobres del mundo, desde África a Asia, pasando por Latinoamérica y han creado desestabilización y conflictos de todo tipo. Los organismos financieros mundiales han impulsado recetas económicas que han acabado postrando esas economías y han extendido la destrucción de los entornos sociales.
La clase trabajadora vive explotada en todo el mundo, pero la burguesía, junto con sus políticos para justificar sus acciones, trata de engañarla y enfrentarla entre ella misma. La burguesía de los países imperialistas han venido haciendo esto y más, para saquear y estrangular a naciones pobres, para aumentar sus posesiones y capitales en el mundo. Se reparten y distribuyen entre sus empresas la explotación de mano de obra y riquezas de esas zonas. Es innegable la responsabilidad de los gobiernos en estas acciones pues los flujos migratorios son el resultado del sistema capitalista imperialista que provoca la falta de porvenir de países enteros. Los trabajadores y trabajadoras en Europa no tenemos nada que temer de los que vienen a buscar un porvenir mejor y sí tenemos que prevenirnos y mucho de los capitalistas y sus políticos que organizan la explotación, el paro, los despidos, la precariedad y que en última instancia provocan las crisis migratorias. Y estos, los capitalistas y sus políticos europeos son lo que habría que combatir y expulsar del poder, tarea que corresponderá a la clase trabajadora en su conjunto.