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Aeropuerto de Barajas, refugio para los sin hogar

Alrededor de 400 personas sin hogar siguieron pernoctando tras el invierno en el aeropuerto de Madrid, Barajas. El tiempo que allí llevan solo ellos lo saben, pero la noticia ha trascendido a los medios por la polémica vergonzosa- entre Comunidad de Madrid y el Gobierno de la Nación, para dilucidar a quién correspondía “el muerto”. Ni Ayuso ni el alcalde de Madrid decía ser competentes para dar solución a estas personas, que buscan refugio en el aeropuerto, no solo climático, sino como una forma más segura de no dormir solo y aislado en la calle.

Sin embargo con la ley en la mano, debe haber coordinación entre las distintas administraciones pues el problema les atañe a todas: si al ayuntamiento de Madrid le compete la prestación de servicios sociales y la atención a la emergencia social, a la Comunidad le compete la inclusión social y la coordinación del sistema de servicios sociales. Tampoco el gobierno de Sánchez escapa al problema pues es el responsable de la acogida humanitaria y la protección internacional.

Aena, como gestor del aeropuerto, tiene competencias en seguridad y orden público, y debe colaborar en la activación de protocolos de actuación. La transversalidad es una palabra que todas las administraciones públicas y gobiernos gustan de usar en muchísimos documentos pero para ellos es una cuestión estética y el deber de cooperación entre Administraciones públicas, también papel mojado.

Mientras tanto, la propia dirección del aeropuerto -AENA- trataba de ubicarlos en plantas menos visibles, más bajas, al parecer después de quejarse varias aerolíneas. Ahora, simplemente, se les deniega el acceso; tambiénse han retirado los asientos de la planta dos, dónde se hacen los check-in y está toda la parte comercial de tiendas y servicios.

Evidentemente esto es un problema, y no precisamente estético, empezando porque son personas necesitadas de ayuda, y también por los propios trabajadores del aeropuerto. Un trabajador de Aena, que quiere permanecer en el anonimato para no sufrir represalias, comentaba a la TV pública: “Nunca habíamos visto una plaga de chinches… estamos con tres y cuatro trabajadores con picaduras diarias. Se está fumigando, pero el problema sigue. Una de las consecuencias es que se está arrinconando a las personas sin hogar. En lugar de darles una solución, se agrava su problema ocultándolos a la vista de los demás”, comenta.

Entre las personas sin hogar hay un poco de todo: problemas de salud, mentales, adicciones; pero también trabajadores inmigrantes que vienen buscando mejor vida o nacionales con empleos precarios … Llama la atención el dato que se está barajando en distintos medios: alrededor de un 38% de estas personas tienen trabajo, pero no les llega para vivir y pagarse un alquiler en la capital.

Madrid está expulsando de su suelo a muchos trabajadores, considerados nuevos pobres y también está dejando de ser la capital hospitalaria que siempre dijo ser. ¿Pasará como en Ibiza, con trabajadores viviendo en caravanas por no poder pagarse siquiera una habitación, dónde incluso los funcionarios están huyendo y los hospitales se ven impelidos a habilitar habitaciones para retener a los médicos?

¡Debemos tumbar este sistema capitalista loco, antes que él tumbe a la mayoría de la población!

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