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A 200 años del nacimiento de Karl Marx: sus ideas más vivas que nunca.

La obra de Marx es imperecedera, sus trabajos y análisis produjeron en su momento una revolución del pensamiento no superada hoy día.
Su análisis sobre la sociedad, la política, la filosofía, en relación con la economía y las formas de producción, constituyen la base del socialismo científico. Expuso con claridad como la historia de todas las sociedades es la historia de la lucha de clases. Así, la lucha de clases, en constante contradicción, determinaba el devenir de la historia y el funcionamiento de la sociedad, sus relaciones de producción y sus leyes económicas.
En el terreno socio-económico, Marx estudió cómo en las relaciones capital-trabajo, los propietarios de los medios de producción se apropiaban del excedente productivo de las horas de trabajo, poniendo en evidencia que la plusvalía que se generaba, estaba en el origen del enriquecimiento de los propietarios y del empobrecimiento de los trabajadores, lo que daba lugar a la explotación de su fuerza de trabajo.
El afán por el beneficio capitalista obligaría al capitalista a producir más y mejor que la competencia. En condiciones de explotación, la industria estaba creando fábricas y los ejércitos de trabajadores que acudían a ella con jornadas de 18 horas o más, comenzarían a ser conscientes de su propio valor y a organizarse. Esta clase trabajadora, hoy en día sigue siendo explotada en todas partes, no solo por las largas jornadas, pues la explotación laboral ha buscado nuevas formas, creadas por los propietarios de los medios de producción y apoyadas por las leyes políticas. Marx estudio estas tendencias del beneficio y llegó a la conclusión que, en última instancia, el aumento constante de la plusvalía y de la explotación de la fuerza de trabajo, llevaría a una tasa de ganancia decreciente y al colapso del capitalismo industrial.
Las sucesivas reformas laborales, los recortes sociales, han traído paro cronificado, el empobrecimiento de familias enteras. Por si fuera poco, en pleno siglo XXI, las maniobras de expoliación a la clase trabajadora de los capitalistas, nos acercan cada vez más a una nueva crisis financiera sin precedentes, paralelo a luchas entre los países capitalistas por seguir dominando con guerras y muertes. Estas crisis cíclicas del capitalismo ya fueron expuestas por Marx, indicando además que esas crisis extremas pueden desembocar en la producción de las guerras, para hacer borrón y cuenta nueva a costa de la vida de millones de personas.
Sin lugar a dudas, el capitalismo ha favorecido la creación de nuevas ramas industriales y ha perfeccionado la técnica en todas las áreas de la producción. En el transcurso de unos pocos decenios, gracias a ese rápido desarrollo y al trabajo colectivo y coordinado de millones de trabajadores en el mundo, se puede decir hoy por hoy que tenemos las herramientas necesarias para producir prácticamente cualquier cosa. Esto demuestra que el capitalismo, al desarrollar de esta manera las fuerzas productivas, prepara la antesala del comunismo, es decir el socialismo.
Todos los días, los medios capitalistas nos inundan con noticias, vemos como se rompen barreras en la producción alimenticia, en los transportes y comunicaciones, en las ciencias y la investigación. O en la medicina, donde se está ya muy cerca de lograr una cura definitiva contra cáncer. El descubrimiento de nuevas teorías físicas o la mecánica cuántica van a dar un giro drástico, como lo ya lo dio la computación, ampliando el saber del hombre en la comprensión de la vida y el universo.
Aun así, pese a todos los avances, el capitalismo no resuelve los problemas de la sociedad; financia los múltiples conflictos armados que traen más miseria, conducen a la barbarie y al éxodo a millones de personas por sus fines de control de recursos. Es incapaz de acabar con las enfermedades, el hambre o el paro. Al contrario, estos males se siguen extendiendo en el mundo, cuando hay soluciones que lo cortarían de raíz; el capitalismo no puede funcionar sin abocar a la humanidad al desastre, hay que acabar con el capitalismo.
La clase trabajadora, organizando el funcionamiento de todo el estado y la producción en base a las necesidades sociales, acabará con la propiedad privada de los medios de producción. Sabrá aprovechar los recursos que el capitalismo le ha aportado y estará en condiciones de implantar el socialismo, como paso previo al comunismo.
Como decíamos al principio, el estudio de los escritos de Marx nos permite entender las leyes sociales, políticas y económicas que rigen el funcionamiento del mundo. Pero no solo, además Marx obraba con la teoría y la práctica, inseparables e indisolubles. Debemos poner manos a la obra cuanto antes, aprovechar ese extenso conocimiento, preparar un mundo mejor para el futuro. Esa tarea le corresponde a la clase trabajadora mundial, la única que está en condiciones de hacerlo, que realiza y ha realizado a lo largo de la historia todo el trabajo y ha producido sus logros que hoy podemos cuantificar.
Ya se alcanzó una vez ese logro del proletariado, la revolución materializada por los sóviets en 1917. Es tiempo de poner en práctica de nuevo las teorías marxistas, llenas de fuerza y actualidad, aprovechando el inmenso poder de la clase trabajadora hoy día y que ella se ponga al timón de su propio destino con la intención de eliminar al capitalismo para siempre.