Nada más ser investido presidente, Trump firmó una serie de decretos provocadores, entre los cuales uno llamado “proteger a la nación contra la entrada de terroristas extranjeros a los Estados Unidos”, que prohíbe la entrada a todos los nacionales de siete países musulmanes, Irak, Libia, Líbano, Somalia, Sudán, Siria y Yemén Suspende también durante cuatro meses el programa de acogida a los refugiados de cualquier nacionalidad, salvo los cristianos víctimas de persecución.
La aplicación des estos decretos fue inmediata, incluso contra los extranjeros que ya tenían un visado o una autorización de entrada; e incluso se aplicó contra poseedores de la “tarjeta verde”, que permite a un extranjero vivir y trabajar en los EEUU.
Centenas de personas se quedaron bloqueadas en varios aeropuertos del mundo, sin poder embarcar o atrapadas en las zonas de tránsito; incluso se detuvo a gente a su llegada al aeropuerto americano de destino. Residentes extranjeros que se habían ido de vacaciones ya no podían regresar. Un iraquí que trabajó durante diez años por el ejército americano y emigraba con su familia fue detenido cuando bajó del avión en Nueva York, esposado y encarcelado durante diecinueve horas antes de que abogados le consiguieron la autorización de entrada.
trump_extranjerosEstas medidas absurdas e inhumanas han suscitado la indignación y miles de personas han desfilado en los aeropuertos para demostrar su oposición y apoyar a los que se veían impedidos de llegar a los EEUU. Inmediatamente, abogados fueron a ayudar a estas personas detenidas y denunciaron el decreto presidencial ante la justicia. Las críticas, numerosas, brotaron por todas partes: ¡los medios intelectuales e universitarios, la patronal —en la primera fila, el dirigente del banco Goldman Sachs—, responsables religiosos, no sólo musulmanes sino también católicos que piensan que no es muy cristiano reservar un trato diferente a los cristianos! Sobre todo miles, luego decenas de miles de personas han manifestado su rechazo a semejantes medidas discriminatorias.
La decisión de Trump tiene todos los requisitos de un gesto completamente demagógico y arbitrario. Según una investigación que cita el New York Times, la población americana se enfrenta con una amenaza terrorista interior mucho más importante que los terroristas de fuera. “Desde el 11 de septiembre de 2001, fueron 123 las personas asesinadas por terroristas musulmanes, de un total de 230.000 personas asesinadas por bandas armadas, narcotraficantes, su pareja, partidarios de la supremacía blanca, psicópatas, borrachos y toda clase de gente.” Aun tomando en cuenta las víctimas del 11 de septiembre, esto no representa más del 1% de los asesinados. Además, entre estos 123 muertos, ninguno fue víctima de un extranjero procedente de uno de los siete países que ahora estigmatiza Trump.
Trump quiere demostrar que cumple sus promesas demagógicas contra los inmigrantes para desviar la atención de sus votantes de las promesas sobre los empleos, que no podrá cumplir. Consuela y fortalece ver que esta demagogia indignante se enfrenta con una fuerte resistencia y provoca manifestaciones como no se veía desde hacía tiempo.