La nueva comisión europea, presidida de nuevo por Ursula Von der Leyen, ha anunciado un paquete de medidas referidas al mar Mediterráneo. La fosa común más grande de Europa donde se calculan que en 2024 ya han muerto 800 personas intentando cruzar a las costas europeas.
En concreto, se va a multiplicar por tres el personal de Frontex, la agencia europea de fronteras, que se ha visto privilegiada últimamente, habiendo multiplicado su presupuesto en un 55% en cuatro años. La agencia ya ha sido expedientada en el pasado por omisiones de ayuda y devoluciones en caliente, que atentan gravemente contra los derechos humanos.
Con todo esto ya podemos ver lo que les espera a las personas migrantes durante los próximos 4 años. En una Europa donde los principales problemas de la población son los salarios, la inflación, la desigualdad, se usa cada vez más a la población migrante como chivo expiatorio. Y para mantener dividida a los distintos sectores de la clase trabajadora. Esta retórica antiinmigración la hemos visto en las últimas campañas electorales de Francia e Inglaterra por ejemplo, y no solo en partidos de extrema derecha.
Solo la clase trabajadora unida, sin hacer caso del discurso xenófobo podrá luchar efectivamente contra los ataques de la patronal presentes y futuros. La clase obrera necesita recuperar confianza en sí misma, para volver a percibir que los trabajadores hacen funcionar toda la sociedad y por tanto tienen en sus manos construir una más justa para todos.