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Nuevo año: menor salario, mayores precios

Los precios han subido en 2023 más que los salarios, es evidente. La inflación ha golpeado fuerte a los hogares españoles. La inflación media de 2023 cierra en un 3,55%. Sin embargo, los salarios de los trabajadores, lejos de subir automáticamente en ese porcentaje, como debiera ser, sólo 4,7 millones de trabajadores de grandes empresas han mantenido su poder adquisitivo teniendo de media un 4,8% de subida, el resto de la población asalariada unos 18 millones de trabajadores han perdido del 1% al 3% en los salarios según las estadísticas del INE. A esto se suma la pérdida salarial del año pasado donde se perdió alrededor del 6% de media, al subir los precios un 8.4 y la subida de convenios solo un 2,7%.

¿Esto que significa si según los datos, en los últimos 10 años se acumula una inflación del 20,1%? Entonces si el salario medio en 2012 era de unos 1.900 euros mensuales, tendía que haber subido diez años después 380 €, con una inflación acumulada de más del 20 %, sería 2.280 € y en 2023 el salario medio mensual fue de 2.128 €. ¡Es decir que se perdió al año 1824 €!

Y en 2024, a menos que los trabajadores reaccionen y con sus luchas consigan un cambio de rumbo, vuelven a subir los precios pues las ayudas estatales que se han otorgado tocan a su fin en muchos casos; así pues sube la luz en enero, abril y junio, sube el gas, autopistas, viajes en avión, hipotecas, alimentos…


El tema de la luz, es solo un ejemplo, va a ser generalizado de una forma u otra en todo lo demás. Porque el problema de fondo no es en sí mismo los impuestos, el problema real son los beneficios empresariales, los que realmente provocan la subida, y estos no se tocan o se tocan muy poco. Es decir, que para bajar el precio abusivo de la electricidad recurren a bajar los impuestos o enmascararlos, para no expropiar los beneficios usurarios de las grandes compañías que tanto el PSOE como el PP se encargaron de privatizar.
El “gobierno de progreso” lanza a bombo y platillo que la retirada de las ayudas estatales serán progresivas y que la luz, por ejemplo, no volverá al IVA del 21% tradicional, sino que del 5% pagado gracias a las ayudas reductoras, va a pasar a un 10%. El gobierno calla más de lo que otorga pues en realidad lo que ocultan -viene en la letra pequeña del decreto regulador- es que han subido los otros dos impuestos que gravan la electricidad, el de la electricidad generada y el impuesto especial.

Pero este 2023, por ejemplo, y antes de que lleguen las cifras finales que engloban todo el año, Iberdrola -en los nueve primeros meses del año- ha registrado un incremento del 17,2% y 3.637 millones es su beneficio neto con respecto al mismo periodo del ejercicio pasado; Naturgy ha declarado en este primer semestre del año ingresos brutos por valor de 2.849 millones de euros y un beneficio neto de 1.045 millones de euros (+87,6%); y Endesa un beneficio ordinario neto de 1.059 millones de euros en los nueve primeros meses del año.

El gobierno de “progreso” no tiene la voluntad de expropiar los beneficios de las eléctricas pero sí la desfachatez de enmascarar las subida de la luz, a pesar de la pobreza energética que ya nos sacude. Según el “Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España”, en 2022, 4,3 millones de personas no llegaban a pagar sus facturas energéticas en fecha y casi 8 millones no pudieron mantener sus hogares con una temperatura adecuada. Según el diario “Público” los ingresos de 6 millones de pensionistas no llegan a 1000 euros mensuales y ya la mitad de las familias carece de capacidad de ahorro. Por otro lado, las declaraciones de insolvencia de particulares ya superan las 600 semanales, cuando antes de la pandemia apenas eran 60.

Está claro que el “gobierno de progreso” no va a arreglar la pobreza energética, ni va a regular los precios de los alimentos más allá de parches que apenas se notan. Pero los trabajadores y la población en general no deben olvidar que la inflación, la subida de los precios y las bajadas de salarios son las estrategias de las empresas y bancos para asegurarse sus beneficios en un momento de crisis como el actual.

Por eso ante el nuevo año solo podemos brindar por una recuperación de la conciencia de los trabajadores que se traduzca en luchas que impongan medidas como el reparto del trabajo sin bajar los salarios, y una subida de los salarios acordes con la de los precios. ¡Sería un buen comienzo de año!

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