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Más bajas en manos de las mutuas privadas, más recortes en la sanidad pública

Estos últimos días del verano ha saltado la noticia de que el gobierno “de progreso” junto a las centrales sindicales mayoritarias y la patronal han pactado privatizar las bajas comunes de origen traumático a través de las mutuas, en el marco de la Mesa de Diálogo Social por el cuarto acuerdo sobre pensiones. En el punto número 7, denominado “Medidas para mejorar la gestión de la incapacidad temporal y favorecer la recuperación de los trabajadores” aparece recogida tamaña barbaridad y es un paso más a todos los ataques y recortes que ya se han llevado a cabo respecto a la cuestión de las incapacidades temporales.

Recordemos que las mutuas son las organizaciones de sanidad privada en manos de la patronal que gestionan accidentes y que su objetivo es acortar las bajas laborales por enfermedad. Estas organizaciones solo entraban a tratar y controlar a los trabajadores en el marco del horario laboral. Ahora, con el acuerdo de la burocracia sindical de CCOO y UGT se les amplia sus competencias. Es decir las mutuas, sus médicos, controlados por las patronales podrán diagnosticar, tratar, rehabilitar e intervenir quirúrgicamente a las personas que hayan sufrido un accidente o baja traumática fuera del horario laboral. Como se ha dicho anteriormente es un paso más en la privatización y control privado de la sanidad pública.

En un alarde de cinismo como pocos Pedro Sánchez al anunciar la medida, ante una sala de prensa prácticamente vacía por la vacaciones estivales, afirmaba que la medida tomada es “para aprovechar mejor los recursos de las mutuas”. El objetivo: “evitar la prolongación innecesaria de los procesos”.

Hasta ahora las mutuas quedaban en gran parte reservadas a los accidentes laborales. El texto –no se han atrevido- recoge que la baja en sí, sus confirmaciones, bajas y altas, continuarán siendo emitidas por los médicos de la Seguridad Social, pero habrá que estar muy atentos que esto también no termine desapareciendo debido a la sobre saturación a la que están sometidos los médicos de atención primaria.

De poner casi todo el proceso en manos de las mutuas a que finalmente desaparezca el trámite administrativo de las bajas, hay una línea muy fina. Al parecer este nuevo proceder “requiere previo consentimiento informado del paciente”, y esto es otra trampa más porque debido a los recortes y abandono existente en la sanidad pública, ¿quién podrá resistir una atención que se demora en el tiempo, si en la mutua te atenderán rápidamente? No obstante a pesar de todas las promesas de una atención de calidad, a la hora de la verdad, como se ha visto durante la pandemia, la atención ha sido muy deficiente.

Supuestamente las mutuas son asociaciones de empresarios sin ánimo de lucro que colaboran con la Seguridad Social en la gestión de prestaciones, como las contingencias profesionales, la incapacidad temporal o el cese de actividad de los trabajadores autónomos. Su historia se remonta a 1900 cuándo nacieron para hacer frente a los accidentes de trabajo. Desde entonces, sus competencias no han dejado de aumentar al tiempo que se produce el desgaste de todo el sistema sanitario público. La financiación de las mutuas se realiza a partir de la aportación de dos cuotas: una por las contingencias profesionales, otra por las comunes, que la Tesorería general de la Seguridad Social aporta. Está clara la jugada.

Desde siempre ha sido comentado el interés de las mutuas, no por la salud de trabajador, sino porque se incorpore cuánto antes a su puesto de trabajo. Es vox populi su negativa a reconocer el origen laboral de numerosas lesiones, porque el desembolso económico, la prestación, es algo mayor y su sistemática minimización de la gravedad de los accidentes de trabajo, denunciada en multitud de ocasiones.

Según estudios de CGT “…menos del 15% de sus propuestas de alta tienen justificación clínica. Dicen que la duración de las bajas de accidentes de trabajo es menor que por contingencia común. Trampa… más del 20% de las atenciones las derivan fraudulentamente a la sanidad privada…” “…dicen ahorrar dinero público. Ocultan que un tercio de las mismas (de las mutuas) están en litigios por supuestos fraudes a la Seguridad Social… “. Ya en 2009 el Tribunal de Cuentas decía que las irregularidades de las mutuas son “un mal general” por falta de control, pagos indebidos, facturaciones duplicadas, dietas indebidas…”. Solo la lucha obrera podrá parar esta situación. ¡Sanidad, pública y de calidad!

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