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La saga de los oligarcas españoles 1.- Amancio Ortega

Continuamos con la descripción de las familias más ricas españolas que dominan y controlan la economía y también directamente e indirectamente la política española. Esta riqueza procede de los grandes medios de producción en sus manos con los cuales han monopolizado toda la industria y las finanzas de nuestro país.

Conectados además internacionalmente esta gran burguesía mundial, controla todos los resortes económicos, legales y políticos del mundo capitalista. En esta entrega vamos a describir al hombre más rico de nuestro país y uno de los más ricos del mundo: Amancio Ortega.

¿Cómo obtiene este enriquecimiento la burguesía, y en nuestro caso este oligarca llamado Amancio Ortega?

Detrás de todas las riquezas obtenidas por la burguesía no hay ni justicia, ni ética ni libertad, como ellos dicen que hay. Solo hay apropiación gracias a la propiedad privada de los medios de producción, del trabajo colectivo realizado por miles de trabajadores y trabajadoras y en la mayoría de los casos con salarios precarios y de hambre.

Amancio Ortega, el fundador de Inditex y artífice de la cadena Zara, por todo el mundo conocido, es según la lista Forbes el hombre más rico de España y el noveno del mundo, con una fortuna de 124.000 millones de dólares, lo que supone 21.000 millones más que el año 2024. Por si fuera poco su hija Sandra Ortega Mera tiene una fortuna con 10.800 millones de dólares. Con lo cual Ortega es el padre patrón de la familia oligárquica más poderosa del país.

A diferencia de las demás grandes familias burguesas españolas, Ortega, no procede de largo abolengo sino todo lo contrario, de clase trabajadora. Ni tampoco del franquismo. Su padre fue ferroviario, afiliado a la UGT y expedientado por el franquismo.

Dicen sus biógrafos que comenzó a trabajar a los 13 años como ayudante en la tienda de camisas Gala. Esto le ha proporcionado la publicidad de presentarlo como un hombre hecho a sí mismo, “genio visionario,” ejemplo filantrópico, etc. Pero del mito al logos hay un trecho, de una realidad mucho más sombría. Su fortuna es el resultado de la explotación obrera y femenina en su origen y en el aprovechamiento de un sistema capitalista basado en la explotación laboral, la precariedad. Su riqueza se edificó sobre el trabajo mal remunerado de miles de personas, comenzando con las costureras gallegas, para seguir con la explotación infantil en el tercer mundo y la evasión fiscal.

De la explotación en las cooperativas y los talleres de confección textil gallegos a explotar mano de obra más barata en los países pobres

En los años 60 y 70, Ortega comenzó su andadura en el sector textil desde Galicia, junto a su primera esposa, Rosalía Mera, fundó un pequeño negocio que producía ropa a bajo costo. En 1975 abrieron Zara y en 1985 fundaron Inditex. La clave de su éxito y beneficios económicos fue la creación de una red de subcontratación de cooperativas de costureras, y de trabajo subcontratado a domicilio que desarrollaba una dinámica de explotación. El testimonio de Pilar Rodríguez Pamín que fue socia de una cooperativa que le trabajaba a Amancio Ortega muestra esta explotación: “Estábamos protestando muchos por los precios, que nos pedía bajarlos. Habíamos amenazado con parar la producción. Nos respondió: “¿Me estáis amenazando? Salgo ahora mismo de aquí y me lo llevo todo a Portugal…”. Otras costureras explican la situación: “Nos destruyó. Era pan para hoy y hambre para mañana. (…) nos arruinó.” Todo el trabajo fue subcontratado en Marruecos, India o Bangladesh.

En las fábricas en Bangladesh, por ejemplo, las condiciones de trabajo eran tremendas: jornadas extenuantes, salarios de miseria, edificios inseguros y también trabajo infantil. La tragedia del edificio de la fábrica textil de Rana Plaza en 2013, que se hundió matando a más de 1.100 trabajadores textiles, mostraron como las cadenas de suministro de marcas como Zara, explotaban a los trabajadores y trabajadoras en cualquier rincón del mundo.

Y otro ejemplo de explotación laboral y esclavismo: en 2011 la empresa de Amancio Ortega fue denunciada por trabajo esclavo en Brasil. Tuvo que pagar 1,4 millones de euros para tapar bocas ante el escándalo al gobierno brasileño. Pero la explotación siguió con la mano de obra barata.

Una vez más las condiciones de explotación obrera del capitalismo se hacen realidad y como escribió Engels en 1845 en “La situación de la clase obrera en Inglaterra”. ¡Como si fuese ayudar al proletario el comenzar por explotarlo hasta sangrar para luego poder desagraviarlo con complacencia y fariseísmo con vuestro prurito de caridad y presentaros ante el mundo como grandes benefactores de la humanidad, mientras devolvéis a ese desdichado que habéis exprimido hasta la médula, la centésima parte de lo que le corresponde!.”
El capitalismo vuelve una y otra vez a sus orígenes. Es la única solución a su naturaleza que como el vampiro necesita la sangre para sobrevivir, el capital explota a la clase obrera.

Evasión fiscal y amigos políticos

Además utiliza la evasión fiscal para maximizar beneficios. Inditex evade millones de euros en impuestos mediante el uso de filiales en países como Países Bajos, Irlanda y Suiza, conocidos por sus regímenes fiscales laxos. Sus donaciones filantrópicas, como las destinadas a la sanidad pública española, son intentos de lavar su imagen, mientras la maquinaria de Inditex sigue explotando. Para colmo se sabe que Feijóo, el líder actual del PP, tiene 4.000 acciones de Inditex por valor de 130.000 €.

Amancio Ortega no es más que el rostro de un capitalismo que obtiene millones a costa de la explotación obrera. Además de la industria textil, Amancio Ortega es según Fonsi Loaiza “la persona física con la mayor cartera inmobiliaria del planeta”. Su inmobiliaria Pontegadea Inversiones S.L. está valorada en 20.000 millones de euros, propietaria de edificios por todo el mundo.

Su figura no es ni más ni menos que la imagen de un capitalismo rapaz que ha llegado a sus límites históricos y que vive de la explotación y de la destrucción de las condiciones de vida de millones de trabajadores del mundo. “La división de la sociedad en una reducida clase fabulosamente rica y una enorme clase de asalariados que no poseen nada, hace que esta sociedad se asfixie en su propia abundancia, mientras la gran mayoría de sus individuos apenas están garantizados, o no lo están en absoluto, contra la más extrema penuria. Con cada día que pasa, este estado de cosas va haciéndose más absurdo y más innecesario. Debe ser eliminado, y puede ser eliminado.” (Engels, prologo, trabajo asalariado y capital).

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