Saltar al contenido

El sionismo y la cuestión judía: la trampa nacionalista contra judíos y palestinos

El genocidio que actualmente está llevando a cabo Israel contra el pueblo palestino, hunde sus raíces en un problema mucho más antiguo, que durante el siglo XIX y XX se le llamó la cuestión judía. Durante siglos, el pueblo judío ha sido objeto de continuas persecuciones, expulsiones y masacres provocado por las clases dominantes de cada época. De aquí nace el antisemitismo que no es más que la falsa creencia racista de que el pueblo judío es el causante de los males de cada época. Cada clase dominante desde la Antigüedad y la Edad Media ha utilizado el racismo contra los judíos para enmascarar la explotación de las clases bajo su yugo y enfrentar a unos oprimidos contra otros. Recordemos las expulsiones en Europa de los judíos -en España en 1492-1.

El pueblo judío se ha caracterizado por dedicarse al comercio y al préstamo con interés – la usura-. Eran los oficios que las sociedades medievales organizadas por estamentos, la nobleza dominante, les permitía. Por eso podemos decir que era un sector de la población que tenía unos intereses propios de clase. No es casualidad que Abraham León2 en su análisis sobre la cuestión judía hable de pueblo-clase. A través de la historia el pueblo judío ha sido el chivo expiatorio que permitió mantener a las clases dominantes seguir en el poder.

Ciñéndonos a la época de la burguesía y el desarrollo capitalista, desde el siglo XIX las corrientes del movimiento obrero, en especial Marx, analizaron el problema judío como un problema producto de la sociedad de clases, capitalista, y que por lo tanto la solución a tantos sufrimientos había que darla en el marco de la revolución social.

Como reacción a siglos de pogromos3, expulsiones y masacres hubo una corriente política judía, el sionismo4, que preconizaba que, la única solución para acabar con la continua opresión del pueblo judío, era construir un Estado en Palestina. Era la salida nacionalista a un problema ancestral de opresión del pueblo judío. La actualización del sionismo lo tenemos en el estado de Israel y, como previeron los revolucionarios marxistas que analizaron la cuestión judía, la solución sionista, nacionalista, en Palestina solo traería consecuencias nefastas para los pueblos que habitan Palestina, incluidos judíos.

La solución al problema judío creando un estado propio en Palestina se hizo realidad en 1948 y el conflicto no ha dejado de crecer. Esta zona de oriente medio quedó en manos del imperialismo británico y francés después de la derrota de los turcos y alemanes en la primera guerra mundial. La zona de Palestina quedó bajo dominio británico. Y fueron precisamente los británicos, con La Declaración de Balfour, que buscaron la manera de, a través de un estado judío, Israel, tener el control geopolítico de una zona rica en materias primas y una encrucijada comercial básica para el dominio del imperialismo. Después de la II Guerra Mundial, EEUU tomó el relevo.

Es así que la solución a la cuestión judía se transformó en la cuestión Palestina. La falsa solución de un Estado de Israel en un territorio poblado por mayoría árabe, con distintas culturas y religiones, no ha traído más que un conflicto permanente. Y como consecuencia la opresión de la población palestina que se han convertido en los nuevos “ judíos” expulsados de su tierra, oprimidos y explotados y reducido a ghettos, como son Gaza y Cisjordania.

Trotsky5 en 1937 explicaba que “el sionismo es incapaz de resolver la cuestión judía. El conflicto entre judíos y los árabes en Palestina adquiere un carácter cada vez más trágico y cada vez más amenazante. No creo en absoluto que la cuestión judía se pueda resolver en el Marco del capitalismo en descomposición y bajo el control del imperialismo británico”. Esas palabras parecen hoy día totalmente actuales y así es y como él previó, el capitalismo y el imperialismo, ahora norteamericano como principal apoyo de Israel, no traerá más que consecuencias nefastas para los mismos pueblos que habitan Palestina, es decir, tanto para los judíos, como para los árabes palestinos.

Y en esta misma línea argumentativa, creemos como Trotsky, que la única solución al problema palestino-israelí, no es la constitución de dos estados, sino el socialismo, como escribía el viejo revolucionario en 1938: “La Cuarta Internacional pide a las masas populares judías que no se engañen a sí mismas, sino que se enfrenten abiertamente a la amenazante realidad. La salvación solo reside en la lucha revolucionaria.” Y en julio julio de 1940 explicaba: “ el intento de resolver la cuestión judía a través de la migración de judíos a Palestina, ahora se puede ver por lo que es, una trágica burla al pueblo judío.(…) el desarrollo futuro de los eventos militares bien puede transformar a Palestina en una trampa sangrienta para varios cientos de miles de judíos. Nunca estuvo tan claro como lo está hoy en día que la salvación del pueblo judío está inseparablemente ligada al derrocamiento del sistema capitalista.”

84 años más tarde, estas palabras siguen siendo actuales. El pueblo palestino y el pueblo de Israel solo tendrán una salida en paz cuando el imperialismo sea derrocado y se construya una sociedad socialista donde los seres humanos puedan convivir en igualdad y libertad sin opresiones ni explotación capitalista. Y para ello solo hay un camino la lucha y la solidaridad con el pueblo palestino exigiendo parar el genocidio.

1 – El pueblo judío se ha caracterizado por dedicarse al comercio y al préstamo con interés, la usura. En una sociedad dividida en estamentos cerrados, como era la sociedad feudal de la Edad Media, la nobleza, la clase dominante, extraía su beneficio de la tierra a través los impuestos a los siervos y campesinos bajo su dominio. Los judíos entonces se dedicaban a aquellas profesiones y sectores económicos que no eran centrales para los beneficios feudales de la época como la usura. Con el desarrollo de la burguesía comienzan las contradicciones entre el grupo de judíos que utiliza la usura para préstamos, sobre todo a los señores feudales y la burguesía incipiente que comienza a obtener sus beneficios comerciales. Este hecho lo estudia Abraham León en su libro “La cuestión judía” y llega a la conclusión de que la permanencia del pueblo judío responde a las condiciones materiales y económicas de la época que lo convierten en un pueblo-clase. Es así que cuando la sociedad feudal entra en crisis los judíos se convierten en el chivo expiatorio del conflicto social del momento, de ahí las expulsiones, los pogromos y las masacres de judíos. El antisemitismo no es más que una consecuencia de estos conflictos de clase y que provoca enfrentamientos entre la población que permiten a la clase dominante mantener su poder. El caso del nazismo con el exterminio en la “solución final” muestra la crueldad de una burguesía en decadencia histórica en el capitalismo en crisis.

2 – Leon, Abraham, “La cuestión judía”, Pathfinder  Press. 2020. Leon fue un revolucionario perteneciente a la IV Internacional, de origen judío. Detenido por sus actividades revolucionarias murió en un campo de concentración nazi a los 24 años.

3 – Pogromos: palabra de origen ruso para expresar la violencia, masacres y pillaje contra los judíos.

4 – Sionismo: ideología nacionalista que promueve un Estado judío en Palestina como solución al antisemitismo y racismo contra los judíos. Nace en el siglo XIX tras las persecuciones de judíos en Europa del este y el caso Dreyfus. Su nombre proviene del monte Sion en Jerusalén, y como expresión del mítico territorio nacional judío.

5 – Trotsky, Leon. “Sobre el problema judío.” www.marxist.org. [en inglés] Esta edición: Selección de escritos de L. Trotsky, “Sobre la lucha contra el fascismo y el problema judío.” Edita Voz Obrera. Ediciones Casacornelio. 2024.

Etiquetas: