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El “planazo” de Feijóo para la inmigración

Tras el verano, sigue la batalla entre grupos políticos acerca del tema de la inmigración. El PP de Feijóo ha endurecido su discurso en claro guiño al electorado que podría optar por Vox en las próximas elecciones; ha expuesto un gran Plan de Inmigración que básicamente propone un visado por puntos para inmigrantes condicionado a trabajos dónde se requiere mano de obra. Se trata de un concepto utilitarista de la inmigración, con trabajadores a la carta, para beneplácito de la patronal.

Aunque poco novedoso, este discurso del PP más escorado a la derecha, está en clara competición con el ideario de Vox que siempre ha tenido como caballo de batalla el tema de la inmigración, pues actualmente esta formación está subiendo en todos los sondeos. Según la última encuesta de 40dB. para EL PAÍS , “los populares caen a su peor resultado desde las elecciones generales de 2023. El trasvase a los ultras alcanza el 16% de sus votantes.”

Feijoo argumenta, rizando el rizo, que a los inmigrantes a los que se le conceda “los puntos” sean de una “cultura próxima”, como la hispanoamericana, siendo también favorecidos aquellos inmigrantes que procedan de países que colaboren en frenar la inmigración ilegal. Otra de las lindezas que ha ido desgranando, nada novedosa por cierto, es posibilitar la expulsión de extranjeros que cometan delitos sexuales, o reincidentes de otros delitos, incluso los leves, y que su permanencia en España se ligue a su contribución económica, como una mercancía más a la que hay que sacar provecho.

Es un tema recurrente de la derecha y la extrema derecha relacionar delincuencia e inmigración a pesar de que son numerosos los organismos, los estudios y los datos oficiales que demuestran que tal asociación es tendenciosa, un bulo. Ahí está el dato de que el 72,3% de la población reclusa tienen nacionalidad española, proporción que alcanza el 80% si hablamos de población reclusa joven. O aquél otro que, siguiendo datos del Ministerio de Interior, clarifica que España en los últimos 20 años ha crecido del 5% a más del 14% en población extranjera, pero en cambio las tasas de delincuencia no solo no han aumentado en tal proporción, sino que ha disminuido.
El “planazo“ también recoge la propuesta de establecer límites a la percepción del Ingreso Mínimo Vital por parte de los inmigrantes, porque este genera un efecto llamada, según él. Feijoo ha llegado a decir que en España hay unos 550.000 inmigrantes percibiendo ayudas sociales sin haber trabajado, y que tan solo necesitan empadronarse para percibir este subsidio. La ministra de Inclusión pronto ha contestado a Feijoo afirmando que en España el 83% de los hogares que reciben el IMV son españoles.
El PP nunca fue partidario, ni por razones humanitarias, de abrir las puertas a las personas migrantes; siempre ha identificado inmigración con delincuencia, y a micrófono cerrado aún hablan de la “pureza de España” y de preservar nuestra cultura, como si esta estuviese en peligro. El plumero se le ve desde hace tiempo; por ejemplo, en la campaña de las elecciones catalanas, a comienzos de mayo, Feijóo pidió el voto en Cataluña para que los inmigrantes “no ocupen nuestros domicilios”. También declaraba ante la aprobación de la Ley de Extranjería: “los españoles tienen derecho a salir tranquilamente a la calle” .

Sin embargo, la inmensa mayoría de los inmigrantes que se juegan la vida para llegar a nuestras costas, lo hace huyendo de la pobreza o de guerras y conflictos armados, tratando de encontrar condiciones de trabajo y vida más dignas. Pero esta pobreza -ni las guerras- es intrínseca o natural; África, por ejemplo, es un continente con grandes riquezas que les ha sido arrebatadas durante decenios por potencias coloniales y grandes empresas, y de cuya responsabilidad no escapa el estado español.

El control de fronteras y de personas es un servicio que los estados hacen a sus respectivas patronales. Los inmigrantes son hermanos de clase, son clase trabajadora y cualquier plan o política que intente contenerlos solo provoca la desunión de la misma. Es interés de toda la clase trabajadora, de la población mayoritaria, comprender que estas mismas patronales y los estados que las benefician, solo ofrecen incluso a los trabajadores “nacionales” cada vez más recortes y una creciente precariedad en todos los sentidos de la vida, para ellos poder mantener sus enormes beneficios.

Así pues, siguiendo a Carlos Marx, retomemos la conciencia de que los trabajadores no tienen patria; de hecho son miles los españoles trabajando por todo el mundo; España sigue siendo un país dónde los trabajadores emigran: a 1 de enero de 2025, según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), registro que gestiona el Ministerio de Exteriores y la Unión Europea hay un total de 3.045.966 españoles fuera.

Al falso nacionalismo y patriotismo hay que oponer la conciencia de clase: “Una sola clase , una sola lucha!

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