Trabajar un domingo en la línea 22 se ha vuelto una tortura, gracias al mercadillo que se pone en la zona comercial anterior a la parada de regulación. Coches mal aparcados, personas distraídas que se cruzan por todos lados, tenderetes ocupando la calzada, y sin olvidar que la línea presta un servicio más deficiente. Para intentar paliar esta situación y evitar posibles desgracias, ¡bastaría con trasladar la parada a la glorieta durante el tiempo que dure el mercadillo!