Saltar al contenido

Derrocar el capitalismo

El capitalismo es un régimen económico en el cual los capitales (fábricas, bancos, explotaciones agrarias o petrolíferas, grandes medios de transporte y comunicación…) pertenecen a personas privadas. Los artesanos, los pequeños patronos, los comerciantes, los pequeños accionistas, el conjunto de la pequeña burguesía, no tienen ni peso ni influencia real en el sistema capitalista. La gran burguesía, los que poseen los capitales de las grandes empresas y de sus filiales, son algunos miles de familias en el mundo.

En España por ejemplo, a los millonarios no les ha ido nada mal con la crisis este año: entre los más ricos tenemos en primer lugar a Amancio Ortega, fundador de Inditex, con 23.823 millones de euros, que se sepa. Tras él Rafael Del Pino y hermanos (4.100 millones), Rosalía Mera (3.305), familia Entrecanales (2.454), Manuel Jove (1.492), Esther (1.239) y Alicia Koplowitz (1.189), Juan Miguel Villar Mir (1.175) y Emilio Botín y familia (1.065).

Estos grandes burgueses tienen el derecho a abrir y cerrar sus empresas a su antojo. Controlan el funcionamiento y la producción, deciden si deben producir leche o misiles, vacunas o tanques. Los capitalistas son libres de explotar obreros y echarlos a la calle cuando eso les viene bien, de arruinar regiones enteras, de ignorar las necesidades de la humanidad, de invertir en los sectores más nocivos, de contaminar y destruir…

Dicen que el capitalismo es “la libertad”. Sí… pero para ellos solamente. Acusan a los comunistas de ser enemigos de la libertad. ¿De su libertad de emprender y explotar? ¡Sí! Porque esta nunca se ejerce en función de los intereses de la

Deferencia del compañero JKalvellido

humanidad sino en función del beneficio. Esta es la razón por la que pensamos que es totalmente legítimo limitar la “libertad de emprender” retirando a los capitalistas los medios de dañar.

Por eso es que nosotros no sólo luchamos para una mejora de las condiciones de vida de los trabajadores –lo que es una necesidad- sino militamos sobre todo para poner fin al capitalismo.

Capitalistas y políticos a su servicio responden continuamente que es imposible lo que exigimos. ¿Impedir que cierren las fábricas? ¡Imposible! ¿Impedir las crisis, las deslocalizaciones, la reducción del poder adquisitivo, la agravación de la explotación? ¡Imposible! ¿Impedir que millones de hombres, mujeres y niños mueran de hambre mientras que el mundo se hunde bajo las riquezas? ¡Imposible, otra vez!

¡Pues bien! Puesto que es “imposible” que este sistema genere otra cosa que miseria… ¡que pase página! Los explotados, dirigiendo la sociedad, lo harán mucho mejor. Como escribía Trotsky “si el capitalismo es incapaz de satisfacer las reivindicaciones que surgen de los males que él mismo generó, que muera!