Saltar al contenido

Basta de explotación, la lucha obrera es el único camino

La explotación laboral y los recortes sociales representan los problemas sin resolver de la clase trabajadora. Alternativamente, gobiernos tanto del PSOE como del Partido Popular han legislado para fortalecer a los ricos, empobreciendo y despojando a los trabajadores de la mayoría de los recursos sociales, tratando con desprecio a la única clase  que con su trabajo, genera los recursos necesarios para que la sociedad funcione. Se han llevado a cabo cambios en las políticas sociales y en las leyes laborales, tendentes a obtener el máximo beneficio del capital, con la explotación laboral a todos los niveles, reduciendo salarios y aumentando jornadas.
Mediante la reducción de las mejoras laborales, disminuciones de salarios, aumento de jornadas, etc. y facilitando el despido, arma que emplearán para amedrentar al trabajador,  amplian el poder de los empresarios para controlar, someter y explotar a los trabajadores. Los agentes sociales facilitan esta labor de acoso, a través de la inacción. En su larga trayectoria, las sucesivas faltas de interés por los graves problemas que padecen los trabajadores ha dejado la sensación de que se traicionan las aspiraciones obreras, de que se les manipula a conveniencia,  todo por vivir de las prebendas que aún mantiene por lo menos a unas cúpulas que se consideran a ellas mismas selectas.
Los recortes vienen provocando retrocesos en materia laboral y social, permitiendo el empobrecimiento y extremando la dependencia de trabajadores y familias. Por contra, esos recortes permiten  subsistir y crecer a esa minoría de la sociedad parásita, la clase de capitalistas, con sus políticos afines. La economía se transforma para satisfacer las rentas del capital mientras las rentas del trabajo decaen. La explotación laboral surge de esas políticas de reformas a fin de someter a la clase trabajadora, que no posee otro medio de vida que la venta de su fuerza de trabajo. Y esa fuerza de trabajo será comprada a la baja y en las condiciones más duras para el trabajador, cuando el empresario lo decida.
Todo el retroceso social y laboral que provocan los gobiernos al servicio claro está del capital con bancos y grandes empresas, es mantenido a raya con leyes represivas, ya sea dentro de las empresas, sobre todo con el miedo al despido, como fuera de ella, criminalizando las protestas en la calle utilizando la fuerza, las detenciones y las multas.  Dentro de las empresas la sindicación está fuertemente controlada o prohibida, el nivel de impunidad alcanzado permite al empresario despedir a los representantes sindicales, sin que tenga ninguna consecuencia.
Estas pésimas condiciones que padecen millones de trabajadores, es verdad que se ha agravado en relativamente poco tiempo, han ido empeorando desde el primer gobierno de Aznar en adelante. También la izquierda ha destruido muchas conquistas laborales y ha sido cómplice en las sucesivas reformas laborales; todos los avances que consiguió la clase trabajadora, a base de luchas y sacrificios, que le permitieron al menos respirar por un tiempo, se han ido viniendo abajo por las políticas antiobreras de los gobiernos de turno.
Los sindicatos hoy en día siguen con la cabeza a salvo, enterrada, andan mirando hacia otro lado y prestos a paralizar los intentos de lucha de los trabajadores, que ven, a la par que pisotean sus derechos, un sindicato que traiciona su compromiso con los trabajadores. Desde hace tiempo, sin embargo, han sido los propios trabajadores, organizados ellos mismos, con sus iniciativas, los que han luchado para arrancar alguna conquista o mejora en algunos de estos conflictos. Demostrando su fuerza, han empujado a la firma de acuerdos, impedido despidos y EREs. Ejemplos como los de Panrico, Coca-Cola, Procavi, etc. Con sus manifestaciones, asambleas, huelgas, encierros, los trabajadores se han plantado ante las injusticias los empresarios y han conseguido, mediante la unión y la solidaridad, preparar estrategias de lucha que han llevado al patrón a ceder en muchos de estos conflictos.
Lo que demuestra que la unión de todos y la lucha organizada es el camino. Y es el único camino que podemos tomar para salir de la miseria impuesta por el capital y sus defensores. Unirnos por encima de las diferencias que nos imponen; somos  iguales a los ojos del patrón y a todos nos explotan de una forma u otra. Y nuestro número es la fuerza que opondremos para ganar, para volver a conquistar posiciones perdidas. Es tiempo de discutir entre nosotros los próximos pasos a dar, organizar y preparar las respuestas a los ataques que venimos recibiendo. Usar nuestro número para preparar los avances en las luchas que están por llegar. ¡Por l defensa de nuestros puestos de trabajo y para volver a conquistar derechos que nos han arrebatado!