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¡LA IRRESPONSABILIDAD DURANTE LA COVID ARRIESGA VIDAS!

En los últimos días todos hemos visto el brote de un grupo de estudiantes que veraneaban en Mallorca en un hotel de 4 estrellas. Ante la cuarentena a la que se han visto obligados a cumplir (dieron positivo 69 de 249) ellos y sus padres han respondido con innumerables quejas contra la “detención ilegal” de sus hijos, han clamado por la libertad de los que dieron negativo (pese a que la cuarentena deben cumplirla aquellos que han tenido contacto estrecho, pese a dar negativo en un primer test), etc. Finalmente una jueza ha decidido que los negativos pueden salir, y no ha tardado en saberse que de los negativos que han vuelto a sus respectivas comunidades, bastantes ya se habían convertido en positivos (como la mitad del avión que fue de Mallorca a Galicia, que ha provocado un macrobrote de 155 casos y 700 cuarentenados).
Ante tal despropósito contra la salud colectiva, mucha gente se ha indignado, con razón. Una cuarentena es algo serio, que muchas personas han tenido que sufrir de manera responsable porque está en juego la salud de todos, y nadie debería tener el privilegio de saltársela (nos gustaría que los jueces hubieran encontrado igual atentado contra las libertades en las condiciones infrahumanas de los temporeros sin papeles que han dado positivo).
Y es que, so pretexto de salvar la economía, cada vez el gobierno se está descuidando más en materia sanitaria. Muchos expertos avisan: estamos entrando en la 5ª ola, se expanden las nuevas variantes virulentas y no llegamos al 40% de vacunados. Y mientras, se reabre el ocio nocturno, se permite total movilidad y ocio turístico, y se retira la obligatoriedad de llevar mascarilla en espacios abiertos. Por último se pierde el amparo legal para decretar cuarentenas fácilmente, con el fin del estado de alarma. Hay gente que sigue siendo responsable, pero se deja la puerta abierta a cualquiera que, de forma individualista, solo busque pasárselo bien a costa de todos. Estos sucesos contra la salud colectiva parecen el mal menor para un gobierno cuyo único objetivo parece ser cada vez más salvar el lucro privado a cualquier precio, incluso aunque el macrobrote ha provocado el cierre del ocio nocturno en Pontevedra.