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50 Años de la Monarquía: nada que celebrar

Algunos periodistas, sobre todo medios de comunicación franceses, han comenzado a desvelar algunos mensajes del anunciado libro de memorias que Juan Carlos I, el Borbón, ha ultimado y que saldrá en Francia el 5 de este mes. Con este libro el emérito quiere limpiar su imagen. El mundo de la “rumorología” habla que estas memorias son un dardo hacia su hijo, como venganza por su “destierro”. A pesar de todo el libro se llama “Reconciliación”.

Parece ser que en las memorias habla por primera vez del golpe de Tejero del 23 de febrero de 1981, algo que nunca había hecho, desvelándose como el salvador de España, el que trajo la democracia a este país, llegando a decir que esta no cayó del cielo. ¡Pues claro que no cayó del cielo! El golpe de Franco quiso acabar con toda la revolución social imperante y a pesar de la instauración de la dictadura, desde sus comienzos hubo luchas obreras y protestas de todo tipo, que fueron recuperando fuerzas en la década de los 50, a pesar de la dura represión, de acabar con partidos y sindicatos y prohibir las huelgas. Pero las luchas no cesaron, ahí están las movilizaciones y huelgas textiles en Barcelona en los años 40, la huelga de tranvías en Barcelona de 1951, la huelga general de Vizcaya en 1956, las huelgas mineras en Asturias en 1962, la de la SEAT en 1969, las huelgas del cinturón industrial de Barcelona y Madrid de los años 70, la huelga general de Vitoria en 1976, y todas las huelgas que se dieron también en el campo, en Andalucía, o la de Astilleros de Sevilla… pero estos ejemplos, y no están todos, no los veréis en las memorias del Borbón.

Sigue negando haber tenido ninguna implicación en el intento de golpe; es más, hay que seguir creyendo que el general Armada – que fue siempre su fiel sombra, del día a la mañana, lo “traicionó”. Al parecer el Borbón emérito sí reconoce que fue un error aceptar dinero, 100 millones de euros, de la monarquía saudí. Reconoce que ha sido víctima de muchas “debilidades” y de “errores de juicio por amor y por amistad” de “malas compañías”. Al parecer afea a su hijo, el Borbón actual, que le retirase la asignación anual que le hubiese correspondido por ex jefe de Estado. En una entrevista ha llegado a decir… “Soy el único español que no cobra pensión después de casi cuarenta años de servicio”.

Como guinda del pastel dice que escribió el libro porque la población no tiene ni idea de quien fue Franco ni de la transición democrática que siguió a su régimen. El Borbón dice que Franco lo nombró rey para crear un régimen más abierto, que tuvieron una tan buena relación, casi paterno-filial- que en presencia suya no consentía que nadie hablara mal de él. “Le respetaba enormemente, apreciaba su inteligencia y su sentido político. (…), explica Juan Carlos según uno de los extractos publicados por la prensa extranjera. Y añade sobre la longevidad del dictador: “Nadie pudo destronarlo, ni siquiera desestabilizarlo, lo cual, durante tanto tiempo, es un logro”.

Entre otras cosas alguien debía explicar al emérito que para lograr una reconciliación con “su pueblo”, no parece lo mejor alabar la figura de un dictador, blanquear lo que fueron 40 años negros, y que, además, en la actualidad ello constituye delito. Pero ¿lo entenderá? O como dice Sabina ¡es un Borbón, pa que quiere más…! ¡Se ve a las claras de qué raza es el galgo! ¡También se ve claramente como Juan Carlos I es hijo político de Franco, de esa dictadura que funcionó con una corrupción generalizada, dónde la esposa de Franco, Carmen Polo, era llamada “la collares” y hacía entrar en pánico a los joyeros cuando la veían entrar por sus puertas. El régimen fue autoritario, corrupto y asesino, ese es el legado de su “padre político”. De tal palo, tal astilla.

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