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Nuevo Gobierno, misma política

Tras casi un año con el gobierno en funciones, tras casi un año de pactos y contra pactos para llegar a formar gobierno, comprendiendo una crisis dentro de las filas socialistas, el PP formó nuevo gobierno, con Rajoy a la cabeza; ministros que repiten pero también caras nuevas. Un nuevo gobierno, para hacer la misma política.

Para muchas personas de izquierdas que se habían ilusionado con Podemos, se ha perdido, por la intransigencia del PSOE, una oportunidad de quitar a la derecha del poder y hacer un gobierno más popular, por así decir. Pero afirmar esto de forma rotunda equivale a decir que las elecciones por sí mismas pueden cambiar la sociedad, cosa incierta. Sobre todo si se trata de elegir entre Rajoy y Sánchez. Otros muchos militantes de izquierda también han manifestado a lo largo de los últimos años, que hay que tener un pie en las instituciones y otro en las calles, aunque a la hora de la verdad lo que ha prevalecido son los dos pies muy dentro del tiesto.

Y ahora con el nuevo gobierno nos toca sufrir la misma política: nuevos recortes, nuevo hachazo a las pensiones, nuevos ataques a la clase obrera. El ministro Guindos ya ha reconocido que hay que hacer un “ajuste” de 5500 millones de enuevo_gobiernouros. Igualmente los medios de comunicación, los políticos, los tertulianos, en definitiva, todos aquellos que van preparando a la opinión pública ya vienen hablando de que la caja de las pensiones está vacía, que probablemente en 2017 no se podrá pagar ni tan siquiera las pagas extras de Navidad a los funcionarios. Que esto sea un farol o una amenaza poco importa: prepara el terreno a nuevos y más recortes.Y es que para que los beneficios empresariales continúen en tiempos de crisis, para mantener el sistema capitalista, es necesaria la explotación del mundo obrero. Tanto PSOE como PP velan por los intereses del capital y son sumisos a sus exigencias, a las exigencias de los consejos de administración de las grandes empresas que les piden más contundencia en estos momentos y que preparan el futuro. Mientras cada día se despiden a 500 trabajadores, Rajoy en el reciente discurso de investidura se da el lujo de seguir mintiendo a todos: “España es el país que más empleo crea” decía.

Las elecciones son válidas para muchas cosas, pero no para cambiar verdaderamente la sociedad, poniéndola al servicio de la población. Porque como bien ha dicho Pedro Sánchez tras su caída, son las grandes empresas, el poder financiero, los que manejan la vida política del país; cada decisión que toman es mucho más importante que la de los ministros.

Muchos trabajadores saben que la libertad y la democracia sólo existen para las empresas, que pueden negar a su arbitrio derechos tan elementales como por ejemplo el de representación sindical. Que se saltan la ley cada vez que sus bolsillos así se lo dictan, aumentando los ritmos de trabajo, pagando a la baja, obligando a realizar horas extras sin remunerarlas. Tienen el derecho a abrir y a cerrar sus empresas a su modo. Controlan el funcionamiento y la producción, deciden si deben producir leche o misiles, vacunas o tanques… Los capitalistas son libres – libres de explotar a obreros y de echarlos a la calle cuando les conviene, de arruinar regiones enteras, de no cubrir las necesidades de la humanidad, de contaminar el planeta y de destruir… Dicen que el capitalismo es la libertad. Sí, ¡pero para ellos y solo para ellos!

Es por esto precisamente, por qué los trabajadores no podremos cambiar de fondo y realmente la sociedad cambiando de presidente del gobierno o cambiando de ministros, cambiando incluso la constitución, las instituciones o las leyes. Un cambio de sociedad real y profundo, desde la base, solo puede ser fruto de las luchas, de una movilización permanente que acabe de raíz con la dictadura de la burguesía sobre toda la sociedad.