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Desempleo, pensionistas y trabajadores en precario

 Gracias a las políticas de recortes del gobierno de Rajoy y a las sucesivas reformas laborales, entre otras cosas, los parados padecen, por si fuera poco ya perder un empleo, las prestaciones más bajas, además de una pésima protección por desempleo y una jubilación incierta. Para cuando les toque la jubilación con su supuesta pensión no podrán vivir.

La prestación por desempleo sólo dura unos meses, algún año a lo sumo; después toda forma de ayuda o subsidio se convierte en una odisea para el desempleado. La principal fuente de financiación de las prestaciones proviene de los trabajadores en activo. Mientras los contratos son cada vez más inestables y de menor duración, se gasta más de lo que se ingresa. El desempleo ha sufrido subidas constantes en cuatro meses consecutivos hasta noviembre pasado. Las prejubilaciones y EREs son otro gasto que, gracias a las bondades administrativas, de nuevo pagamos todos los trabajadores.

A pesar del incremento del IPC previsto para este año, que es del 1,2%, la subida de las pensiones y sueldos según el gobierno, debe estar relacionada con la productividad del país. A tenor de lo cual la clase trabajadora está manteniendo a una minoría parásita que se apropia de una parte importante del producto de nuestro trabajo.

Si seguimos confiando en que los políticos llevan la gestión de acuerdo a los intereses de la población, nunca veremos cambios a nuestro favor: no están de lado de la clase trabajadora, están del lado del dinero, de los empresarios y la banca. Su plan de gobierno es ayudar a aumentar o mantener el ritmo de ganancias de los capitalistas. Para ello generan recortes y cambian leyes precarizando aún más. Luego nos venden como la solución una mentira; en tiempos de crisis cualquier propuesta empeora la situación actual y el futuro, haciendo pagar por largos años los recortes en el ámbito social, laboral y educativo, para que la maquinaria capitalista funcione.

El futuro de la clase trabajadora no va a ir a mejor si desde ya no nos proponemos intentar cambiar esta sociedad desde sus bases. Para ello los trabajadores tienen una gran ventaja: su número. Debe tomar conciencia que debe organizarse y empezar a pensar en su futuro, al igual que los capitalistas se organizan para pensar en su dinero.