Todos los que han seguido los comentarios de los periodistas sobre las elecciones en Venezuela no han tenido dudas para comprender en qué campo se sitúan: con Capriles y la oligarquía, y contra Chávez.
Al oírlos, estaba claro que el joven abogado de 40 años iba a llevarse de calle a un viejo dictador agotado. El escrutinio se anunciaba cerrado. Los menos estúpidos, sospechando el porcentaje final, denigraban del clientelismo de Chávez que- ¡qué vergüenza!- se aseguraba votos entre los más pobres a través de los programas sociales.
Su indignación es muy selectiva. En México, el pasado junio, el candidato del PRI, un candidato idéntico a Capriles, ganó las elecciones comprando los votos que le faltaban para ganar. Se sabe que las instituciones financieras proporcionaron al candidato, con total ilegalidad, el dinero para comprar estos votos. Esto no ha hecho pestañear ni a los magistrados mexicanos que han ratificado el resultado, ni a los periodistas de aquí que solo saben denigrar a Chávez o a Castro.
Pero el clientelismo de Chávez no es nada al lado del despilfarro que, según ellos, haría de las reservas de petróleo. Daos cuenta, explica un periodista de Les Echos, ¡”llenar el depósito de un coche cuesta menos de un euro”! Ya que, cosa horrible, en Venezuela los ingresos del país dependen del oro negro en un 96%… Nos gustaría ver a los mismos periodistas disparar dardos idénticos contra Arabia Saudita, pero no es cuestión de poner palos en las ruedas por ejemplo de un Bouygues que, en el pasado, proveyó a Riad de una universidad llave en mano.
Y si Les Echos denuncian lo que ellos llaman “despilfarro”, es porque la compañía Total, y otras, que aceptaron permanecer en Venezuela para participar en la extracción de petróleo asfáltico pesado, no podrán extraer tanto como ellas esperaban. En efecto, Chávez gasta en programas sociales el dinero que, a los ojos del redactor de Les Echos, ¡sería mucho mejor empleado en respaldar a las compañías extranjeras!
De todas maneras, para esta gente, nada funciona con Chávez. Así, ha sido necesaria la proximidad de las elecciones para que acelere su programa de construcción de viviendas. Y durante la campaña, se apoderó de la mayor parte del tiempo asignado, dejando sólo lo mínimo para sus oponentes. ¡Nunca se verían cosas semejantes en Francia!
por J.F.
Traducción: F.P.
Tomado de Kaos en la Red