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Los asesinatos y las cloacas de la transición española. Un poco de historia

Se cumplen 46 años del asesinato de Yolanda González – tenía 19 años- el 1 de febrero de 1980, cuando fue secuestrada por un comando de “Fuerza Nueva”, el partido de Blas Piñar, una de las organizaciones ultraderechistas que actuaban con total impunidad durante la Transición española. Fue torturada y asesinada con varios disparos en la cabeza por Emilio Hellín, su asesino confeso y su cuerpo echado a una cuneta. Yolanda, de origen vasco, vivía y estudiaba en Madrid dónde también trabajaba en la limpieza. Su crimen: ¡ser militante trotskista!

Su brutal asesinato conmovió a muchos y dio lugar a una gran movilización popular que no cesó hasta lograr el procesamiento de su asesino, Emilio Hellín Moro, el cual trabajaba desde hacía varios años “para los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado español en casos judicializados y forma a sus agentes en técnicas forenses de espionaje y rastreo informático” (“El País”, 1983). Emilio Hellín fue detenido el 7 de febrero de 1980 y condenado a 43 años de cárcel por su brutal crimen, pero de éstos solo cumpliría 14.

Pero no solo Yolanda. En la última semana de enero de 1977, tristemente conocida como la semana negra, también asesinaron en Madrid el estudiante granadino de 19 años Arturo Ruiz, durante una manifestación a favor de la amnistía; reivindicó el crimen la ultraderechista Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista). Al día siguiente murió otra estudiante, María Luz Nájera, como consecuencia de un bote de humo lanzado por la policía durante una carga, mientras protestaba precisamente por la muerte de Arturo. Y esa misma noche, cinco abogados laboralistas vinculados al PCE y CCOO fueron asesinados en su despacho de la calle Atocha y cuatro heridos graves. Todos los asesinos pertenecían al entorno de la extrema derecha.
Francisco Rodríguez Ledesma fue asesinado de un tiro por la policía secreta el 8 de julio de 1977, en el transcurso de una concentración de los operarios de Hilaturas y Tejidos Andaluces y vecinos de la barriada del Cerro del Águila, para protestar por el Expediente de Regulación de Empleo que afectaba a 113 trabajadores de dicha empresa. Rodríguez Ledesma falleció al año siguiente, el 4 de enero de 1978, en el hospital Virgen del Rocío.

Hubo más crímenes, pero no sólo nunca se ha investigado estas cloacas del Estado, sino que el asesino confeso de Yolanda, por citar sólo a uno de estos personajes, al quedar libre fue contratado por su “gran experiencia” por el Ministerio del interior, desde el año 2006 hasta el 2011, es decir, durante los gobiernos del PSOE y el PP. Hellín y su empresa gozaron de varios contratos como “asesores” de las fuerzas represivas del Estado español.

Así pues, lejos de la extendida quimera de una “Transición modélica”, esta fue una etapa de represión cruenta. Como muchos historiadores han mostrado, el tránsito hacia la democracia fue de todo menos modélico y además se llevó a cabo con la más cruda violencia. Este pacto de impunidad y silencio, acatado por todos los partidos del Régimen (incluidos el PSOE y el Partido Comunista de España), fue la base de la democracia pactada del 78, esta “democracia para ricos” que mantuvo intacto el aparato de las fuerzas de seguridad, y siguieron actuando contra los trabajadores y el pueblo.

Todo ello continua a día de hoy ¿Os suena Villarejo?

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