Donald Trump se ha librado en un segundo intento de asesinato, tras el de julio pasado en que solo fue herido en una oreja. Esta vez en su propio campo de golf que ha acabado con la detención del tirador.
Trump ha dicho que las balas están volando por culpa de “la retórica de la izquierda comunista». Ha cargado contra Biden así como contra la aspirante demócrata, Kamala Harris, por «la retórica, mentiras y declaraciones falsas hechas», que ha llevado la política a «un nivel completamente nuevo de odio, abuso y desconfianza».
Que cada gobierno estadounidense continúe eludiendo el tema de la posesión de armas de fuego entre la población es un hecho demostrable en la alta tasa de crímenes que asola el país todos los años. Pero es más evidente aún que la política exterior de EE.UU., basada en los intereses capitalistas, ha ido en la dirección de mantener vivos los conflictos armados que ha sembrado por medio mundo a lo largo de los años.
Miles de personas mueren cada día víctima de las decisiones de la burguesía del país, a Trump como muchos otros solo le interesa salvar su propio pellejo.
Esto lo mantienen con millones de dólares del erario público. Y es por una sanidad privatizada que proliferan locos de atar como Trump.
