La subida electoral de Vox demuestra que España, como en el resto del mundo – Brasil, EEUU, Francia…- no es una excepción. Desde hace unos años la extrema derecha ha aparecido atacando de palabra y de hecho a trabajadores inmigrantes, defendiendo el chovinismo nacionalista, la xenofobia, el machismo y el integrismo religioso. Vox todavía no actúa como las bandas fascistas durante los años de la transición atacando manifestaciones o asesinando a jóvenes como Yolanda González. Utiliza las redes sociales con expertos en publicidad y diseño comercial, que han realizado su logo y hasta sus chistes más chovinistas, racistas y xenófobos.
Vox es la posición política más reaccionaria de la derecha española que ha salido del PP. Sus dirigentes han sido cuadros del Partido Popular. A Santiago Abascal no se le conoce otra profesión que vivir de la política con un sueldo de 3.500 € mensuales. ¿Quién puede financiarlos sino la burguesía?
Es una realidad que esta situación se apoya en la decepción y desilusión provocada por el fracaso de las políticas contra la crisis que las fuerzas de derechas o llamadas socialistas han realizado. La abstención de las clases trabajadoras en las elecciones andaluzas lo prueba. Venden ilusiones y promesas que después no cumplen. Sindicatos mayoritarios y los antiguos partidos obreros han perdido la conciencia de clase y la credibilidad. A pesar de ello los sindicatos, todavía son para muchos la única tabla de salvación, el último recurso en casos de despido, cierres de empresas o negociación del convenio.
La clase trabajadora se encuentra en competencia consigo misma, en lucha constante por obtener o mantener un puesto de trabajo con el miedo al despido. Este hecho hace que sea posible cierta aceptación, aún minoritarias, de consignas xenófobas, racistas y antiinmigración.
Mientras tanto Podemos e IU decepcionan también, porque no dicen la verdad: soluciones definitivas a la crisis económica son imposibles en el
capitalismo. La aparición de la extrema derecha no es un fenómeno nuevo. Es la preparación del terreno para atacar a los trabajadores y mantener el orden social de la burguesía, ante la imposibilidad de resolver su crisis económica y social tal como habían hecho hasta ahora.
La burguesía, banqueros y grandes empresarios, preparan sus planes y la extrema derecha entra dentro de ellos. En efecto, la crisis económica y social ha hecho crónica la sobreexplotación del mundo del trabajo. En el mundo la situación es la misma y peor: continentes enteros como África o Latinoamérica sufren la crisis doblemente por ser explotados por las potencias imperialistas y sus burguesías. De este hambre y miseria se aprovecha el capital. Un ejemplo: la patronal dice que faltan trabajadores para la recogida de aceituna, ¿No son ellos los que explotan a los inmigrantes porque la pagan la hora a unos 8€?, ¿por qué Vox no lo denuncia? Prefiere culpar a los inmigrantes o al feminismo que a los chupópteros de los empresarios.
El enemigo está dentro de casa no viene de fuera. Es la CEOE, las grandes empresas y bancos, con sus políticos corruptos que privatizan y recortan los servicios públicos y engañan para que ellos ganen dinero a costa de toda la sociedad. Frenar y combatir a la extrema derecha, significa luchar contra ellos. Creer que en el parlamento se puede aislar a Vox con PP o Ciudadanos es engañar a la gente. Pues con la derecha se hará la misma política contra los trabajadores y Vox podrá aparecer como víctima.
Si la crisis se acentúa, como prevén los economistas, vendrán tiempos más difíciles todavía y es necesario prepararnos para no perder más derechos y mejorar nuestras condiciones de vida.
Ello significa organizarse y luchar en las empresas y centros de trabajo creando núcleos de resistencia a la patronal. Voz Obrera es una expresión política de esta lucha y está abierta a vuestra colaboración.