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Israel acelera el exterminio del pueblo palestino

Casi todo se ha escrito ya sobre Gaza. El horror sostenido desde hace casi dos años -pero son muchos más- es difícil de contar de forma repetida. Lo que allí ocurre es la planificación del exterminio del pueblo palestino, su genocidio. Los matan las bombas, los tanques, los ataques aéreos, los vehículos con explosivos, el hambre…

Israel sigue con una nueva fase en la masacre para tomar “completamente” Gaza; en estos últimos días se adentró con tanques en Ciudad de Gaza haciendo explotar vehículos blindados; esta forma de destruir casas acelera el hecho de obligar a los palestinos a huir, si logran sobrevivir. Nadie los frena y esto es así porque aunque muchos países, ante tamaña barbarie, han comenzado a reconocer al estado palestino y a condenar la matanza de civiles y estructuras, lo hacen con la boca chica y sobre todo, no implica ninguna medida activa contra el gobierno de Israel ni sanción alguna. Hay que recordar que en Gaza ni siquiera los centros hospitalarios han sido respetados en este crimen contra la humanidad.

El gobierno israelí ni siquiera permite la entrada a periodistas: no quieren que el horror quede registrado: niños que han quedado huérfanos, que mueren de hambre, padres y madres desesperados que entierran a sus seres queridos, que mueren buscando comida. Los periodistas que consiguieron entrar, o son palestinos y están dentro, son ahora objetivos de los ataques, se juegan la vida a diario, trabajando o simplemente buscando también alimentos; es importante que no quede pruebas de estos crímenes de guerra.

Sonia Silva, jefa de la oficina de UNICEF en Palestina, ha participado en una edición especial del programa de la cadena Ser “Hoy por Hoy” desde la frontera con Gaza para narrar lo que está sucediendo en la Franja actualmente: “La población empieza a ver desplazamiento hacia el sur. En las últimas dos semanas se han desplazados 120.000 personas. Se calcula que 132.000 niños están sufriendo malnutrición aguda y 320.000 están en riesgo si no hay una mejora en el acceso al agua y alimentos. Los niños están en situaciones cada vez más críticas. Y hay otra modalidad, se han calculado hasta 2.000 personas muertas que han ido a buscar ayuda humanitaria. Un 20% de los que acuden son niños”. Según Francesca Albanese, relatora de la ONU, Israel ha vertido sobre la Franja el equivalente a siete bombas atómicas.

Los sucesivos gobiernos de EEUU, y Trump en la actualidad, son cómplices del genocidio pues han proporcionado un respaldo continuo al gobierno criminal de Netayanhu, con armamentos, inteligencia, labores de coordinación de operaciones, etc. Ahora Trump, como ya ha trascendido, quiere hacer negocio del genocidio y quiere construir un resort de lujo con rascacielos incluidos y alta tecnología; a nadie se le escapa la importancia que podría tener establecer allí un corredor económico India-Oriente Medio-Europa para crear rutas alternativas al canal de Suez. Por su parte, Bruselas y las capitales europeas hablan con la boca pequeña del cese inmediato de hostilidades, como si de hostilidades se tratase, la liberación de rehenes y la necesidad de permitir el acceso a la ayuda humanitaria. Pero se siguen firmando acuerdos comerciales con Israel, se incrementa la cooperación en seguridad y se compran tecnologías militares desarrolladas y probadas en Gaza.

Las protestas en Israel en las que se pide el fin de la guerra y la liberación de los rehenes se han intensificado en las últimas semanas. Es esperanzador saber de estas protestas, aunque aún son minoritarias, pero que han llegado a pedir prisión para Netanyahu, y conocer la gran valentía de los palestinos que siguen resistiendo a pesar de que les va la vida en ello. Sin embargo, no habrá salida a este sangriento atolladero sin oponerse a la opresión de los palestinos y sin poner en duda la política de despojo y negación de sus derechos básicos, llevada a cabo por todos los gobiernos israelíes desde 1948.

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