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¿Giro a la izquierda del gobierno de “progreso”? Ni giro ni de izquierda

En el último debate sobre el estado de la nación Pedro Sánchez resaltó que es muy consciente de las dificultades que atraviesan las familias y las empresas debido a la inflación provocada por la “invasión rusa de Ucrania” y que aunque su primer plan ya está amortiguando los efectos de la crisis internacional, la inflación sigue frenando la recuperación, por ello son necesarias medidas adicionales. En un alarde de “izquierdismo” habla del reparto equitativo de las cargas, que deben estar “por encima de intereses egoístas” y lo más comentado, que las grandes empresas eléctricas y la banca tendrán que pagar un impuesto adicional. ¿Es un giro a la izquierda del PSOE? ¿O más de lo mismo?

Tras el varapalo del PSOE en las elecciones andaluzas, Pedro Sánchez y su consejo de ministros han ampliado las medidas para “proteger a los más vulnerables” por usar su propio lenguaje:  rebaja al 5% el IVA de la luz, prorroga la limitación de la subida del alquiler, seguirá la bonificación del carburante, incentivos para el transporte público, ayuda de 200 euros para las rentas más bajas, eleva un 15% las pensiones no contributivas… Algunos dirán que mejor esto, aunque poco, que nada y es cierto. Como es igualmente cierto que estas medidas sirven sobre todo para asegurar los beneficios y que sigan funcionando los engranajes del capital.

Para empezar, habrá que comprobar en qué queda finalmente el impuesto a la banca y grandes empresas energéticas, que son temporales –máximo 2023-;  el gobierno estima que recaudará 3.500 millones de euros, pero los beneficios del año pasado fueron de 21.000 millones de euros para los 5 principales bancos y 11.000 millones para las 4 primeras empresas eléctricas. ¿Alguien da menos?

Según la prensa económica, por ejemplo “Cinco Días”, en los Presupuestos Generales aprobados para 2022 los beneficios fiscales aumentarían un 52%, de forma que las empresas dejarán de pagar 5674 millones de euros. Estos beneficios se ofrecen a las empresas para “incentivarlas” y toman forma de deducciones, exenciones o tipos especiales. No hay que ser Yolanda Díaz para saber sumar o restar: si dejas de ingresar 5674 millones de euros y esperas recaudar 3.500 millones de euros, el balance es que a la patronal se le ha regalado ¡2174 millones de euros! ¿En esto consiste el giro a la izquierda? Y esto es solo un detalle, porque es imposible saber el dinero real que reciben las empresas en forma de ayudas y subvenciones pues los grandes grupos empresariales suelen estar compuestos de cientos de compañías, que se pueden dedicar o no a la misma actividad, cada una con su ejército de contables para camuflar el dinero, gran parte en paraísos fiscales.

¿Quién paga la inflación?

El tan cacareado esfuerzo de todos, sobre todo de los que más tienen, son solo palabras de Pedro Sánchez. No puede ser de otro modo. Porque en economía, la subida de los precios, la inflación, está clara y ha sido estudiada muchas veces. Según CCOO “las empresas están trasladando ya todo el aumento de los costes a los precios, para mantener los beneficios, y eso lo están pagando las familias” … “Sólo en el primer trimestre de 2022, los beneficios empresariales fueron responsables del 83,4% de la inflación, mientras sus beneficios crecieron exponencialmente”.

Es evidente que los precios suben, pero no los salarios y lo que perdemos en los salarios se lo lleva la empresa que sube los precios. Los trabajadores y la sociedad en general paga cada vez más por la gasolina, la luz, la vivienda, la alimentación, etc.…porque la inflación es uno de los mecanismos por los cuales la clase capitalista reduce la parte de la riqueza que corresponde a los trabajadores. Es una herramienta de la lucha de clases. Lo que ocurre actualmente con la inflación, con los precios, no es una catástrofe natural ni eventual por la crisis de Ucrania, aunque influya, es producto de un sistema económico cuyo principio y fin son los beneficios.

Pedro Sánchez con estas medidas está intentando salvar los muebles, pero sobre todo quiere que la economía no colapse. Estas medidas no van a costar nada a la gran patronal, que no sube ni siquiera los salarios al nivel del IPC, sino que blinda sus beneficios porque gran parte de estas medidas de ayuda, los bonos sociales, el cheque de 200 euros, etc., seguirán yendo en última instancia a los bolsillos de las grandes empresas, que son las que venden las mercancías que necesitamos. A cambio, van a recibir mucho.

Así pues, no hay ningún giro a la izquierda del PSOE, lo que hay es otra base de maquillaje, de otro color pero que sirve para lo mismo: camuflar los efectos de un sistema que hace aguas y asegurar los beneficios de la gran patronal. Por supuesto, cualquier medida que sirva para ayudar a familias vulnerables son bienvenidas; pero de lo que se trata es de sacar a la luz que las buenas intenciones del gobierno en realidad sirven a otros intereses.

No es solo Pedro Sánchez; todos los dirigentes políticos europeos saben que se acerca una nueva crisis, de proporciones serias, saben que la inflación va a perdurar y que no es resultado de la guerra de Ucrania, sino de las guerras económicas de los grandes grupos capitalistas mundiales que se disputan las ganancias para acapararlas. Saben que el capitalismo funciona así, que es un sistema inestable y que la situación puede provocar revueltas, como acaba de acontecer en Sri Lanka dónde las manifestaciones han hecho caer al presidente del país.

Pero precisamente, porque el capitalismo es un sistema inestable, los trabajadores deben aprovechar las coyunturas económicas para terminar de desestabilizarlo y hacerlo caer; este fin no se va a conseguir en un día ni en dos, pero para conseguirlo es imprescindible y urgente crear un verdadero partido de los trabajadores para organizar la lucha obrera por una escala móvil de salarios para que se revaloricen automáticamente al IPC, al igual que las pensiones, se expropien los monopolios y oligopolios como el eléctrico y la banca y haya un control obrero en las empresas. ¡Este sería un buen comienzo!