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En Italia, no hay que esperar nada del nuevo gobierno

Casi tres meses después de las elecciones del 4 de marzo, todavía no hay gobierno en Italia: el proyecto de acuerdo entre los llamados “antisistemas” del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y de la Liga de extrema-derecha aún no se ha concretado por falta de consenso con respeto a un presidente de ese posible gobierno.
Giuseppe Conte, cercano al M5S, tenía el respaldo de ambos partidos, pero resultó que ese profesor en derecho, puesto en el primer plano por su competencia y su supuesta formación en universidades prestigiosas, habría trapicheado su currículum… Por lo cual el presidente de la República Mattarella pidió que se le sometiera candidaturas serias, y están en ello.
En cualquier caso, aquí está el pacto de gobierno firmado entre estos dos movimientos que no dudaban en insultarse mutuamente hace no mucho tiempo. Es relevante de lo que se puede esperar, o mejor dicho de lo que no se puede esperar, de la alianza entre estos partidos. Ese “pacto por un gobierno de cambio” está hecho en base a promesas tan vagas como demagógicas, sostenidas por un discurso hostil a los inmigrantes.
En el plano social, ese programa contempla derogar la precedente reforma de las pensiones que posponía la edad mínima de jubilación a los 67 años… para sustituirla por otra que, probablemente, supondrá más de lo mismo. La “renta ciudadana” que sostuvo la campaña del M5S se implantaría, pero solo a partir de 2020. Aseguraría a los pensionistas y parados un ingreso mensual de 780 euros, pero viene con una serie de condiciones que dificultaría mucho su atribución. Se “simplificaría”, y bajaría, los impuestos. Bajo pretexto de incentivar la demanda, las empresas se beneficiarían de rebajas fiscales.
Aunque se mencionó en las negociaciones previas, la posibilidad de una salida de Italia de la zona euro se descartó, lo que provocó una satisfacción evidente entre los capitalistas y la Comisión europea, cuyo vicepresidente llamó al nuevo gobierno a perseguir “el crecimiento por la vía de las reformas”. Dada el nivel de la deuda pública italiana, la política de recortes, desde luego, seguirá a la orden del día.
En cambio, no hay límite en cuanto a demagogia xenófoba, el combustible de siempre de la Liga que el M5S no desprecia tampoco. El programa dice que “500.000 inmigrantes ilegales se encuentran en el territorio [italiano]”, y que hay que poner en marcha “medidas rápidas de reconducción a la frontera”, aunque eso implique dedicar a ello los fondos atribuidos hasta ahora a la acogida de los refugiados. La hipótesis según la cual el ministerio de Interior iría a Salvini, el dirigente de la Liga, augura una política muy violenta contra los inmigrantes.
La prensa estuvo llena de comentarios pesimistas respecto de ese gobierno “populista” que podría poner en tela de juicio el anclaje europeo de Italia, y que debería preocupar a los empresarios y la banca. Pero aquellos que tienen que preocuparse respecto de ese gobierno son principalmente las clases populares y los trabajadores, italianos o extranjeros. Tienen que saber que detrás de las promesas y la demagogia, se prepara un gobierno totalmente antiobrero, y sobre todo tienen que prepararse para combatir su política.