Con el voto se han rechazado la política antiobrera del PP y del PSOE. Con el voto a Izquierda Unida y Podemos se expresan sectores indignados y en lucha contra los recortes y ataques del gobierno y los capitalistas. Ahora toca seguir con la lucha y la movilización hasta frenar los ataques del PP.
El resultado de las elecciones, en nuestro país, han permitido castigar al PP y al PSOE con una pérdida – juntos- de más de 4 millones de votos. La abstención del 54%, y unos votos nulos y en blanco del 4% nos permiten hablar de un rechazo generalizado al régimen político y de sus partidos que han gestionado el Estado desde la Transición política.
La población que ha votado ha mostrado su hartazgo de corrupción, de recortes, de paro, de precariedad, de desahucios. Con la abstención, el voto nulo o en blanco, o el voto a la izquierda del PSOE y la irrupción de PODEMOS con más de 1,2 millones de votos, los sectores más politizados de nuestro país han expresado su rechazo a tantas injusticias y sufrimientos de nuestra sociedad, provocados por los banqueros y grandes capitalistas y sus políticos corruptos. En Cataluña, con una participación mayor en un 10% al resto del país, el rechazo a Artur Mas de CyU se ha expresado con el aumento de los votos a ERC, superando a la derecha nacionalista de CyU y de los que están a la izquierda del PSOE.
Las elecciones son un barómetro que permiten medir la opinión política de la población. Estas últimas elecciones europeas eran las primeras votaciones desde el gobierno Rajoy y se plantearon como los comicios donde se refrendaba la política antiobrera del PP y para nada se ha hablado de Europa o de la UE. Para el PSOE se trataba de recuperar el voto de izquierda contra el PP. Su fracaso indica ya que sectores importantes de población de la izquierda, ha dejado de votar útil socialista contra el PP, para pasar a castigarlos.
Pero si es verdad que nos alegramos de la bofetada a los que gestionan el poder en nuestro país, estos comicios no nos protegen de las tendencias reaccionarias que aparecen en Europa. En otros países de la UE el rechazo de la situación social, al paro y los recortes se ha traducido, al contrario de aquí, por la subida de partidos de la extrema derecha, chovinistas y xenófobos. El caso de Le Pen en Francia y su Frente Nacional, UKIP en Reino Unido y de Amanecer Dorado, abiertamente nazi, en Grecia expresa nuestro temor de la subida de la extrema derecha que está preparada para atacar a los trabajadores, defendiendo además la salida del euro y de la UE y desde el nacionalismo atacar a la clase obrera. Esto significa que tenemos una responsabilidad: aprovechar las esperanzas de los que han escogido expresar su voluntad electoral contra Rajoy y Rubalcaba, para encontrar con ellos como se puede cambiar fundamentalmente esta sociedad desde los cimientos y no quedarse en el electoralismo de las citas electorales.
En esta situación la movilización popular, la protesta se hace una necesidad imperiosa. El problema, no sólo es la crisis del régimen político de la transición, y la monarquía Juancarlista, es la crisis del sistema capitalista en el mundo, el poder de los capitalistas – banqueros, empresarios, terratenientes- que utilizan como marionetas a los políticos del PP y PSOE. Y tenemos que pensar que aquellos que tienen el poder real, los capitalistas, van a buscar su salida política, a costa de lo que sea, incluso aceptando y promoviendo una III República. Lo hicieron en 1931 y en los años siguientes se sirvieron del poder republicano para aplastar al movimiento obrero que querían cambiar la sociedad.
Es fundamental recuperar la conciencia de clase trabajadora, pues somos la inmensa mayoría de sociedad, que la hace funcionar. Es nuestra fuerza. Por eso la lucha obrera, la aparición de la clase trabajadora en lucha, es necesaria, determinante y la única solución, agrupando a todos los sectores en lucha con reivindicaciones y objetivos contra el paro y los despidos, contra la precariedad y salarios dignos, por un techo para todas las personas trabajadoras. Por el Pan, el Trabajo y la Vivienda.