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De nuevo, otro feminicidio

El número de mujeres asesinadas por violencia machista asciende a 25 en 2025 según datos oficiales, 47 el año anterior; 1.319 desde 2003, cuando se empezaron a recopilar estos datos. Sin embargo, otros recuentos disparan el número de feminicidios a 64, el último de ellos en Sevilla, una joven de 28 años.

Siguiendo con los datos oficiales son 35 niños y niñas los que quedaron huérfanos por estos crímenes; el 70% de las víctimas convivían con el agresor y un 31% de ellas había cursado denuncia de su situación, el porcentaje más elevado desde que hay registros. También en 2024 murieron asesinados 9 menores, como parte de la violencia vicaria, donde el agresor mata a los hijos para hacer daño a la madre.

Este verano fue terrible, en el mes de junio, en tan solo 72 horas, 5 mujeres y un niño de 3 años fueron asesinados. Desde el gobierno y las instancias oficiales no cesan de repetir que es fundamental que las víctimas denuncien, que no se sientan solas. ¡Y es cierto! Pero más cierto es aún que estas mismas instancias están fallando a ese 31% de mujeres que habían denunciado y que resultaron igualmente asesinadas.

En estos últimos días se ha sabido del fallo de los dispositivos telemáticos de control de los agresores machistas, la “pulsera”. Han fallado y lo vienen haciendo, que se sepa desde 2024, fallos que afectaban a la geolocalización y las alertas que emiten estas pulseras, siendo de vital importancia, por ejemplo, para las órdenes de alejamiento. Se dice incluso que estas pulseras pudieron ser manipuladas.

Ahora la ministra de Igualdad, Ana Redondo, como no podía ser de otra forma, va a abrir una investigación para ver qué ha fallado. Pero no hace falta escarbar mucho en el asunto para discernir que servicios públicos tan importantes como este, donde vidas humanas están en juego, no pueden subrogarse y en virtud de recortes encubiertos adjudicarse a empresas privadas.

En sus declaraciones la ministra de Igualdad pedía disculpas a las mujeres … “por el ruido generado en torno a su seguridad, que solo añade más inquietud y miedo a una situación que ya es lo suficientemente dura a diario”. Pero no, así no.

Lo que genera inquietud y miedo es dejar la vida de las mujeres en empresas como Vodafone o Seguritas. En realidad, a pesar de los discursos del gobierno y de los políticos, los medios para proteger a las mujeres son irrisorios.

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