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Ceuta y Melilla: la tragedia de las “mujeres mulas”

El lunes 15 de enero, dos mujeres de las que se llaman allí “mujeres mulas” – que llevan a hombros enormes paquetes de mercancías– murieron en un atropello en el puesto fronterizo de Ceuta. Tres mujeres más han muerto en las mismas condiciones en Ceuta y Melilla el último mes de abril.

Estas mujeres están empleadas por los comerciantes de Ceuta y Melilla para transportar cada día a Marruecos las mercancías procedentes de España, ya que está tolerada la exportación sin tasas desde Ceuta y Melilla a Marruecos… siempre que se efectúe a pie, así se puede considerar estas cargas como pertenencias personales. Este tráfico supondría un 30% de la actividad económica de Ceuta y Melilla, enriquece a los comerciantes y contribuye a asegurar las ganancias en estas dos ciudades.

Las “mujeres mulas”, en cambio, sufren condiciones espantosas. Estas mujeres muy vulnerables, que en su mayoría no han sido escolarizadas nunca y son analfabetas, no tienen otra elección que la de seguir con ese trabajo infernal para sobrevivir y sacar adelante a su familia.

Del lado marroquí, hacen cola durante la noche frente al puesto fronterizo para cruzarlo lo antes posible y poder hacer uno o varios viajes antes de que cierre sobre las 14 horas. Llegando al territorio español, cogen un paquete que puede pesar hasta 80 kilos, incluso a veces van arrastrando otro paquete sobre ruedas, y vuelven luego al puesto fronterizo para otra cola interminable y cruzar de nuevo la frontera. Además sufren los golpes de los policías españoles que vigilan las colas y el arbitrio de los aduaneros que a veces no les dejan pasar.

Las mujeres reciben su sueldo a la vuelta, y se deduce el precio de las mercancías robadas o rotas durante el trayecto. Pueden transportar así 300 kilos al día por un salario de alrededor de 30 euros. Teniendo en cuenta que el puesto fronterizo no abre todos los días, su salario mensual no siempre llega a los 300 euros. Con el paro que aumenta la competencia es cada vez más aguda entre ellas y también con los hombres que hacen el mismo trabajo. Todo esto hace que sus ingresos sean cada vez más aleatorios y los atropellos más frecuentes.

Las autoridades españolas han tomado medidas, eso sí, para evitarlo: límites de seguridad, prohibido llevar paquetes muy prominentes, se debe tener una mano libre para sostenerse en caso de caída… Medidas irrisorias y a veces contraproducentes que no cambian nada la situación de estas mujeres, pero las autoridades españolas y marroquíes dejan funcionar este tráfico que tantos beneficios genera para los de siempre.