Saltar al contenido

¡Basta de asesinatos machistas! ¡Luchemos por cambiar la sociedad!

En lo que va de año, y en el momento en que esto escribimos, las mujeres muertas por violencia machista ascienden a 42; 22 de ellas no habían interpuesto denuncia previa.

Hay quienes piensan que la dominación del hombre sobre la mujer ha existido siempre, incluso en las sociedades prehistóricas; sacan estas conclusiones a pesar de la diversidad de formas de organizacion social que hubo en ellas, a pesar de que hay indicios que niegan tal afirmación o las matizan, a pesar de interpretaciones que contradicen afirmación tan genérica, a pesar de los miles y miles de años que han pasado y a pesar también de las miles de sociedades que desaparecieron sin dejar rastro. Consciente o inconscientemente toda esta corriente de pensamiento nos llevan, en última instancia, a pensar que lo que “ha existido siempre” forma parte de la “naturaleza humana”, por tanto no se puede cambiar.

No, la opresión de la mujer y la violencia que el hombre ejerce contra ella, tienen una historia; historia muy vinculada a las sociedades: a cómo viven, cómo se produce, cómo se relacionan. El problema no es un problema solo individual, de hombres “malos” violentos. El problema de la violencia contra la mujer es un problema social que no acabará a pesar de la evolución de las leyes, sino hasta que se derroque el capitalismo, que acentúa las desigualdades y las perpetúa.

Hay cierto consenso en datar en el Neolítico, que comenzó hace aproximadamente 10.000 años, el periodo de tiempo en que se estableció de forma sistemática la dominación masculina y ello vino dado por el descubrimiento de la agricultura y la ganadería a gran escala y el desarrollo de las fuerzas productivas que trajo consigo, que llevó al aumento de la riqueza y a la aparición de las sociedades en clases y el Estado.

Por ello afirmamos que el sistema capitalista sigue perpetuando la diferenciación de clases y la dominancia del hombre sobre la mujer, pues priva a gran parte de la población de lo más básico, de oportunidades de emanciparse en todos los sentidos, de desarrollarse plenamente, de obtener un trabajo estable y digno que cubra sus necesidades; en este marco, la opresión de la mujer es una de las más odiosas.

Por ello acabar con la violencia machista y con cualquier tipo de opresión no será posible dentro de un sistema que lo que hace, aún teniendo los suficientes recursos, es hacerla sistémica. El capitalismo fomenta todo lo contrario a lo que haría falta, fomenta el individualismo y la competencia. En su lugar hombres y mujeres conscientes deben luchar juntos por cambiar esta sociedad, por derribar el capitalismo e imponiendo otro sistema dónde la base de todo sea satisfacer las necesidades humanas sin distinción de clases.

Etiquetas: