El miércoles 4 de diciembre, Brian Thompson, director ejecutivo de UnitedHealthcare, fue asesinado en Nueva York. El crimen, rodeado de misteriosas pistas como casquillos de bala grabados con las palabras «Denegar», «Defender» y «Deponer», ha desatado una ola de reacciones en redes sociales y la sociedad estadounidense.
Testimonios de personas afectadas por las prácticas de la aseguradora inundaron las redes, acompañados de indignación y hasta comentarios de quienes ven el acto como una respuesta a la crisis del sistema sanitario.
Está claro que tocó una fibra sensible. UnitedHealthcare ingresó 281.000 millones de dólares el año pasado. Deniega automáticamente intervenciones a gente que no tiene tiempo de apelaciones, con sistemas informáticos sin valoración humana. ¡Qué sangre fría!
Aunque este acto refleja la rabia acumulada, los actos individuales de violencia no son la solución a un problema social general. Thompson será sustituido por otro director general. Y detrás del CEO que gana millones de dólares están los accionistas, los bancos y Wall Street que ganan miles de millones.
La única manera de que las cosas cambien para los trabajadores es cuando nos organicemos colectivamente con el objetivo de cambiar este sistema y arrebatar el control a las corporaciones que juegan con nuestras vidas en aras de sus beneficios.