Hace pocos días falleció una trabajadora de 60 años en Konecta, mientras realizaba su trabajo en su puesto de teleoperadora dando servicio a Iberdrola. Se desplomó de su silla junto a un grupo de compañer@s de trabajo. Según un comunicado hecho público por CGT, la empresa ordenó a todos ellos no abandonar las llamadas, “seguir trabajando porque eran un servicio esencial” fueron las palabras de una de las responsables de Konecta.
La noticia ha dado la vuelta en las redes y noticiarios destacando la actitud de la empresa de servicios Konecta ante el fallecimiento de una de sus trabajadoras y como ejemplo de la deshumanización del trabajo. Algún responsable en Konecta tiene una baja estima de la vida humana, pero Konecta tiene un largo historial durante años de ejemplos de explotación laboral.
Es preciso oponerse a los constantes ataques de la patronal mediante la unión y la organización de los trabajadores. Es necesario un partido obrero que luche por los intereses de clase.


