En Escocia se está celebrando la 26 cumbre del clima donde acuden representantes de alto nivel de todas las partes del mundo para acordar compromisos por la lucha climática.
Con gran parafernalia se reúnen casi 200 países a través de su representación, ministros, observadores, sindicatos, empresas, gobiernos locales…
Finalizarán sus debates el 12 de noviembre y mucho nos tememos que será otro episodio de “más de lo mismo: los acuerdos a los que se lleguen serán manifiestamente insuficientes. Los capitalistas son los que verdaderamente deciden en este tema, como en otros, como la vivienda, el desempleo…
Los gobiernos pueden legislar y lo hacen, introducir normas más estrictas e impuestos adicionales, pero todas las decisiones que toman respetan la propiedad privada y los intereses de los industriales que representan. Sea cual sea la decisión de los dirigentes políticos, debe servir a los intereses de los capitalistas, si no – entre otras cosas estos amenazan con irse a otro lugar y chantajean continuamente jugando así con la vida de los pueblos.
Para «salvar el planeta», no hay otra solución que poner a los industriales bajo el control directo de los trabajadores y la población. Esto sólo puede ser un primer paso antes de colectivizar a todos los grupos capitalistas para someterlos a un plan de producción común que satisfaga las necesidades de la población sin destruir el planeta y ahorrando al máximo los recursos.